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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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30 2 BREVES CONSIDERACIONES

así como en su predisposición a restaurar, como último recurso,

las existencias de dinero por medio de la devaluación, cuando se

habían vuelto francamente deficientes, debido a una sangría exterior

inevitable, a un alza en la unidad de salarios5 o a cualquier

otra causa.

III

Los primeros precursores del pensamiento económico pueden haber

encontrado sus máximas de sabiduría práctica sin haber tenido

gran conocimiento de las bases teóricas subyacentes. Examinemos

brevemente, por tanto, las razones que dieron, así como lo

que recomendaron. Esto se [340] facilita remitiéndose al gran trabajo

del profesor Heckscher La época mercantilista* en el que

se ponen por primera vez al alcance del lector de economía las

características esenciales del pensamiento económico, a través de

un periodo de dos centurias. Las citas que siguen están tomadas

principalmente de sus páginas.6

1) El pensamiento mercantilista nunca se imaginó que había

una tendencia al ajuste automático por medio del cual la tasa de

interés se estableciera en el nivel adecuado. Al contrario, recalcó

que una tasa indebidamente alta era el mayor obstáculo para el

crecimiento de la riqueza; y los mercantilistas se daban cuenta incluso

de cjue la tasa de interés dependía de la preferencia por la

liquidez y de la cantidad de dinero. Se ocupaban, tanto de disminuir

dicha preferencia, como de aumentar la cantidad de dinero,

y algunos de ellos aclararon que su preocupación por elevar esta

última se debía a su deseo de rebajar la tasa de interés. El profesor

Heckscher resume este aspecto de su teoría como sigue:

L a posición de los m ercantilistas más perspicaces era en este p u n to , como

en tantos otros, dentro de ciertos lim ites, perfectam ente clara. El dinero era,

6 La experiencia, desde los tiempos de Solón al menos, y probablemente, si tuviéramos

las estadísticas, desde muchas centurias antes de él, indican lo que el conocimiento

de la naturaleza humana nos conducirla a esperar, o sea, que hay una tendencia sostenida

de la unidad de salarios al alza, a través de periodos largos, que solamente puede

ser reducida en pleno decaimiento y disolución de la sociedad económica. Así, aparte

completamente del progreso y el aumento de la población, se ha demostrado lo imperativo

de un aumento gradual de la existencia de dinero.

* Edición en español del Fondo de Cultura Económica. Trad. de Wenceslao

Roces. México, 1943.

6 Son de lo más adecuado a mi objeto porque el mismo profesor Heckscher es, en

términos generales, partidario de la teoría clásica y simpatiza mucho menos con las

teorías mercantilistas que yo. Así, no hay riesgo de que su selección de las citas haya

sido parcial, en forma alguna, con el deseo de demostrar su sapiencia.

MERCANTILISMO, USURA, DINERO, SUBCONSUMO 30 3

para ellos —em pleando la term inología m oderna—, u n factor de producción, equiparado

al suelo y que a veces se calificaba de riqueza “ artificial” p ara distinguirla

de la "n a tu ra l”, y el interés del capital se consideraba como la ren ta

abonada p or el dinero, sim ilar a la ren ta del suelo que se abonaba por la

tierra. En la m edida en que se indagaban los fundam entos objetivos para explicar

la cuantía del tipo de interés —cosa que se hacía cada vez con m ayor

frecuencia, en la época del m ercantilism o—, encontram os esos fundam entos en

la cuantía de la masa de dinero. De este ab undante m aterial disponible, solam

ente serán seleccionados los más típicos ejemplos, de m anera de dem ostrar

an te todo cuán d urad era fue esta noción, cuán arraigada e independiente de

consideraciones prácticas.

Ambos protagonistas en la lucha sobre la política m onetaria y sobre el

comercio en las Indias O rientales d u ran te los prim eros años de la década de

1620 en In glaterra estuvieron de com pleto acuerdo sobre este pun to.

G erard M alynes declaró, dando detallada razón de su aserto, que "la

ab undancia de dinero decrece la usura en el precio o en la tasa de interés”

(Les M ercatoria y Maintenance of Free Trade, 1622). Su truculento y u n

tan to falto de escrúpulos ad versario .. . E dw ard M isselden replicaba que “El

rem edio p ara la usura debería se? abundancia de dinero” (Free Trade or the

Means to make Trade Florish, m ismo año). De los principales escritores,

m edio siglo después, C hild, el om nipotente director de las Com pañías de I n ­

dias O rientales, y su más hábil abogado, discutió (1688) el problem a de si

la tasa m áxim a legal de interés, q u e él enfáticam ente reclam aba, haría

que "el dinero ” de H olanda se retirara de Inglaterra. E ncontraba el rem edio

p ara este perjuicio en conceder mayores facilidades para el traspaso de los

títulos de deuda em pleados como medios de circulación, pues esto, decía

C hild, "su plirá la falta de la m itad p o r lo menos de todo el dinero contante

que circula en la nación”. Petty, el otro escritor a quien no afectó la lucha

de intereses, estuvo de acuerdo con el resto cuando explicó la baja " n a tu ra l”

en la tasa de interés del 10 por ciento al 6 por ciento debido al increm ento

en la cantidad de dinero (Political arithmetick, 1676) y aconsejaba los préstam

os con interés como u n rem edio apropiado para u n país con dem asiada

"m oneda acuñad a” (Quantulum cunque concerning Money, 1682).

Este razonam iento, naturalm ente, de ninguna m anera quedó confinado a

Inglaterra. Algunos años más tarde (1701 y 1706), por ejem plo, com erciantes

y estadistas franceses se quejaban de la “escasez de m oneda” (disette des espéces)

existente como la causa de las altas tasas de interés y se esforzaban

p o r b ajar la tasa de usura increm entando la circulación de dinero.7

El gran Locke fue, quizá, el primero en expresar, en términos

abstractos, la relación entre la tasa de interés y la cantidad de dinero

en su controversia con Petty.8 Se oponía a la proposición de

Petty de una tasa máxima de interés, sosteniendo que era tan impracticable

como fijar una renta máxima para la tierra, desde el

momento que “el valor natural del dinero, como puede dar un

ingreso anual en forma de interés, depende de la cantidad total del

7 Heckscher, Mercatiíism, vol. u, pp. 200-1 (ligeramente abreviado).

8 Some considerations oí the Consequences oí the Lowering oí Interest and Raising

the Valué oí Money, 1692, pero escrito algunos años antes.

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