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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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324 BREVES CONSIDERACIONES

En este primer trabajo el señor Hobson, con su colaborador,

se expresó haciendo referencia más directa a la economía clásica

(en la que había sido educado) que en sus escritos posteriores;

por esta razón, y también porque es la primera expresión de su

teoría, haré citas de la misma para demostrar cuán importantes y

bien fundadas eran las críticas y las intuiciones de los autores.

Señalan en su prefacio la naturaleza de las conclusiones que impugnan,

en la forma siguiente:

El ahorro enriquece y los gastos empobrecen a la comunidad al mismo

tiempo que a los individuos y puede considerarse como aserto que la ambición

efectiva de dinero es la raíz de todo bienestar económico. Nq solamente

enriquece al [366] individuo ahorrativo, sino que eleva su salario, da trabajo

a los desocupados y extiende sus beneficios por todas partes. Desde los periódicos

diarios hasta el último tratado de economía, desde el púlpito hasta

la Cámara de los Comunes, se reitera esta conclusión y se repite hasta que

resulta positivamente impío dudar de ella. Sin embargo, el mundo educado,

apoyado por la mayoría de los pensadores económicos, hasta la publicación

del trabajo de Ricardo, negó enérgicamente esta doctrina y su aceptación

se debió, exclusivamente y en último término, a su incapacidad para enfrentarse

a la hoy desechada doctrina del fondo de salarios. El que la conclusión

hubiera sobrevivido al argumento sobre el que se basaba lógicamente no

puede explicarse con otra hipótesis más que la de la autoridad arrolladora

de los grandes hombres que la expusieron. La crítica económica se ha aventurado

a atacar la teoría en detalle, pero ha retrocedido aterrada antes de

tocar sus conclusiones más importantes. Nuestro propósito es demostrar que

estas conclusiones no son sostenibles, que es posible un ejercicio indebido

del hábito del ahorro y que esto empobrece a la comunidad, deja sin ocupación

a trabajadores, abate los salarios y esparce por todo el mundo comercial

esa melancolía y postración que se conoce con el nombre de depresión de

los negocios. ..

El objeto de la producción es proporcionar “utilidades y comodidades”

a los consumidores, y el proceso es continuo desde las primeras manipulaciones

de la materia prima hasta el momento en que se consume como una

utilidad o una comodidad. Siendo el único uso del capital ayudar a la producción

de estas utilidades y comodidades, el total que se usa variará necesariamente

con el conjunto de las que se consumen diaria o semanalmente.

Ahora bien, el ahorro, al mismo tiempo que aumenta la existencia global de

capital, reduce el volumen de utilidad y comodidades consumidas; cualquier

ejercicio indebido de este hábito debe, por tanto, ocasionar una acumulación

de capital por encima del que se necesita, y el excedente se manifestará en

forma de sobreproducción general.46

En la última fase de este pasaje aparece la raíz del error de

Hobson, es decir, el supuesto de que el ahorro excesivo es el que

ocasiona la acumulación real de capital por encima de la que se

46 Hobson y Mummcry, Píiysíology of Industry, pp. Iii-v.

MERCANTILISMO, USURA, DINERO, SUBCONSUMO 325

requiere, lo que, de hecho, es un mal secundario que sólo se produce

por errores de previsión; en tanto que el [367] inconveniente

principal es la propensión a ahorrar, cuando hay plena ocupación,

más del equivalente del capital necesario, impidiendo así

que llegue a alcanzarse ese estado de ocupación, excepto cuando

hay errores en las expectativas. Sin embargo, una o dos páginas

más adelante presenta, a mi modo de ver, la mitad del problema

con absoluta precisión, bien que olvidando todavía el posible papel

de los cambios en la tasa de interés y en la situación de la confianza

de los negocios, factores que probablemente toma como

dados:

Así llegamos a la conclusión de que las bases sobre las cuales se ha sustentado

toda la enseñanza económica desde Adam Smith, a saber, que la cantidad

producida cada año se determina por los volúmenes totales disponibles

de agentes naturales, capital y trabajo, es errónea; y que, por el contrario,

si bien no es posible que la cantidad producida exceda jamás los límites im ­

puestos por estos agregados, puede reducirse, y de hecho se reduce, mucho

más allá de este máximo, por el freno que el ahorro indebido y la consiguiente

acumulación de excedentes de la oferta ejercen sobre la producción;

es decir, que, en el estado normal de las comunidades industriales modernas,

el consumo Umita la producción y no la producción el consumo.47

Finalmente observa la relación de su teoría con la validez de

los argumentos del librecambio ortodoxo:

También notamos que el cargo de imbecilidad comercial que con tanta

frecuencia hacen los economistas ortodoxos a nuestros primos los norteamericanos

y a otras comunidades proteccionistas, no puede sostenerse por más

tiempo por ninguno de los argumentos pro librecambismo aducidos hasta

ahora, desde el momento que todos ellos están basados en el supuesto de la

imposibilidad del exceso de la oferta.46

El argumento que sigue es a todas luces incompleto; pero es

la primera exposición explícita del hecho de que el capital se

forma no por la propensión a ahorrar, sino como respuesta a la

demanda resultante del consumo actual y el probable. La siguiente

cita, reuniendo trozos dispersos, indica el sentido de la idea:

Debiera estar claTO que el capital de una comunidad no puede aumentarse

con ventaja sin un crecimiento subsecuente [368] del consumo de mercancías.

. . Cada aumento del ahorro y del capital requiere, para ser eficaz, una

elevación correspondiente en el consumo inmediatamente fu tu ro .. Y cuan-

47 Hobson y Mummery, Pbysíology of Jndustry, p. vi.

48 Op. cit., p. ix.

40 Op. cit., p. 27.

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