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Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero

Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero de John Maynard Keynes publicado en 1936

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30 8 BREVES CONSIDERACIONES

Es imposible estudiar las nociones a las cuales fueron arrastrados

los mercantilistas por sus experiencias reales, sin percibir que

la propensión a ahorrar ha tenido una tendencia crónica, a través

de la historia humana, a ser mayor que el incentivo a invertir.

La [347] debilidad del aliciente para invertir ha sido en todos

los tiempos la clave del problema económico. La explicación que

hoy se daba de la debilidad de tal estímulo puede residir principalmente

en la amplitud de las acumulaciones existentes, en tanto

que antiguamente los riesgos y azares de todas clases pueden

haber jugado papel importante. Pero el resultado es el mismo.

El deseo de los individuos de aumentar su riqueza personal, absteniéndose

del consumo, ha sido generalmente más fuerte que la

inclinación del empresario a aumentar la riqueza nacional, empleando

trabajo en la producción de bienes durables.

4) Los mercantilistas no se hacían ilusión alguna respecto al

carácter nacionalista de sus políticas y su tendencia a promover

la guerra. Era la ventaja nacional y la fuerza relativa la que ambicionaban

abiertamente.10

Podemos criticarlos por la aparente indiferencia con que aceptaban

esta consecuencia inevitable de un sistema monetario internacional.

Pero intelectualmente su realismo es con mucho preferible

al confuso pensamiento de los defensores contemporáneos

de un patrón oro fijo internacional y del laissez-faire en materia de

crédito internacional, quienes creen que son precisamente estas

políticas las que mejor promueven la paz.

Porque en una economía sujeta a contratos monetarios y costumbres

más o menos fijos en un periodo apreciable, en la que

el volumen de circulación y la tasa de interés internos están primordialmente

determinados por la balanza de pagos, como lo

estaban en Gran Bretaña antes de la guerra, las autoridades no

disponen de medios ortodoxos para combatir la desocupación en

casa, excepto por un exceso de exportación y [438] una importación

del metal monetario a expensas de sus vecinos. La historia

no registra otro método tan eficaz como el patrón oro internacional

(o, antiguamente, el de plata) para que un país obtenga

una ventaja sobre sus vecinos. Porque hizo que la prosperidad

19 “En eí interior de la nación es indudable que el mercantilismo perseguía fines

dinámicos. Pero esta concepción se enlazaba con una idea estática en cuanto a la

economía mundial vista en conjunto, lo cual creaba aquella desarmonía fundamental

que servía de fermento para las interminables guerras comerciales... Esta fue la tragedia

del mercantilismo. Tanto la Edad Media con su ideal estático universal, como el

Jaissez-faire con su ideal dinámico universal, evitan esta consecuencia. (Heckscher,

vol. n, pp. 25, 26)

MERCANTILISMO, USURA, DINERO, SUBCONSUMO 309

interior dependiera directamente de una lucha de competencia

por los mercados y de un apetito competitivo por los metales preciosos.

Cuando, por venturoso accidente, las nuevas provisiones

de oro y plata eran comparativamente abundantes, la lucha podía

aplacarse hasta cierto punto. Pero con el crecimiento de la riqueza

y la decreciente propensión marginal a consumir, ha tendido

cada vez más a ser una lucha sin cuartel. El papel desempeñado

por los economistas ortodoxos, cuyo sentido común ha sido

insuficiente para equilibrar su deficiente lógica, ha sido desastroso

en todos sus detalles; porque cuando, en su ciega lucha por encontrar

una puerta de escape, algunos países se han sacudido las

obligaciones que previamente hacían imposible una tasa de interés

autónoma, estos economistas han enseñado que una restauración

de los antiguos grilletes es un primer paso necesario para

la recuperación general.

En realidad, lo cierto es lo contrario. Es la política de una tasa

de interés autónoma, no estorbada por las preocupaciones internacionales,

y de un programa de inversión nacional dirigido al

nivel óptimo de ocupación doméstica, lo que viene a ser una doble

bendición en el sentido de que nos ayuda a nosotros y a nuestros

vecinos al mismo tiempo. Y es la prosecución simultánea de

estas políticas por todos los países juntos la que es capaz de restaurar,

internacionalmente, la salud y la fuerza económicas, ya

sea que la midamos por el nivel de ocupación nacional o por el

volumen del comercio internacional.1920 [349]

IV

Los mercantilistas se dieron cuenta de la existencia del problema

sin que fueran capaces de llevar su análisis hasta el punto de

resolverlo. Pero la escuela clásica no atendió el problema por

haber introducido en sus premisas condiciones que suponían su

inexistencia, con el resultado de crear una hendidura entre las

conclusiones de la teoría económica y las del sentido común. La

proeza extraordinaria de la teoría clásica fue sobreponerse a las

creencias del “hombre natural” y, al mismo tiempo, estar equivocada.

Como lo expresa el profesor Heckscher:

20 La sólida apreciación de esta verdad por la Oficina Internacional del Trabajo,

primero bajo la dirección de Albert Thomas y luego bajo la del señor H. B. Butler,

se ha destacado en forma conspicua entre las declaraciones de numerosas sociedades

internacionales de la posguerra.

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