04.08.2021 Views

RDB-JULIO-2021

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sólido saber sobre mercado/comercio e industria: “Por eso sabía lo que

regía al mundo”. Todo comenzó para él en Aimorés, MG, donde nació

en 1944. Ahí estaba la finca con vastas selvas atlánticas; también, el río.

Por allí pasaban trenes interminables pues se trata de la mayor reserva

minera del planeta. Allí creció S. S. el único niño entre siete hermanas

más. En el verano, jugaba en el Rio Doce o ‘Río Dulce’.

S. S. no se queda quieto, dice W. W., haciendo de sí mismo: de

fotógrafo. Por deformación profesional, reacciona/responde a los

aparentes retos del cineasta alemán, usando su arma preferida, la

cámara de fotos. “Wim, tengo una foto tuya muy bonita”, dice. “Yo

también, y no te lo digo”, responde W. W. En este caso, fotografiaba no

solo a una, sino a dos personas: a aquél y a su hijo Juliano, codirector

del filme. Quien ya había acompañado a su padre en varios viajes: como

a Papúa, Nueva Guinea, 2011. O, como ahora, a una isla remota al norte

del mar de Siberia Oriental, viaje del cual W. W. dice que no pudo

disfrutar. Padre e hijo invitaron a W. W. a hacer parte de La sal de la

tierra, quizás para agregar una óptica externa sobre su aventura,

recuerda W. W. mismo. No dudó un segundo: “¿Qué más podía pedir?”

Como seguro pensará el espectador. Haber podido asistir a dos horas

de cátedra (libre) fotográfica, de preocupación por el destino del

planeta, de empatía con la Humanidad. Por fin, podría llegar a conocer

a S. S., sus móviles, por qué su trabajo lo había impactado tanto. W. W.

ignoraba lo que había detrás del artista. S. S., tenía solo 15 años cuando

tomó el tren y se marchó para siempre de Aimorés para ir al Instituto

266

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!