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RDB-JULIO-2021

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en Vitória, capital de ES, sudeste de Brasil. A la que el suscrito ha sido

invitado desde 2014 por la UFES. Tan joven, no sabía qué hacer con el

dinero, ya que hasta entonces no lo había usado. Vivía en un lugar donde

lo tenía todo. Al llegar, pasó a no tener nada. En la granja, producían lo

necesario para vivir. Así que, al inicio, pasó hambre por miedo a tener

que ir a un negocio a pedir algo. W. W., por su lado, asegura que se

ignora qué habría sido de S. S. de no haber aparecido Lélia Wanick en

su vida.

Tenía 17 años, estudiaba música, luego arquitectura (que es ‘música

congelada’) y era “increíblemente bella. Fue amor a primera vista”.

Cuando S. S. ganó una beca para hacer un máster en economía en la U.

de São Paulo, se mudaron allí y se casaron. Eran los años 60 y ambos

hacían parte de movimientos de izquierda, como otros estudiantes lo

hacían en París, Berlín o Chicago. Brasil estaba bajo la brutal dictadura

militar, la de “el día que duró 21 años” (1964-1985). Así, el riesgo de ser

detenido/deportado y torturado era constante. En agosto de 1969 (la

época de Garrastazu Médici), Lélia y S. S. salieron en un barco para

Francia. Mientras él seguía economía, ella estudiaba arquitectura: un

día, compró una cámara para su trabajo. El que la disfrutó fue Sebastião:

la primera foto que sacó fue de Lélia, claro.

Entró en la Organización Internacional del Café (OIC) y se mudaron a

Londres. Con la idea de hacer carrera en el Banco Mundial (BM), a

menudo iba a África para estudiar proyectos de desarrollo. Llevaba la

cámara de Lélia y volvía siempre con muchas fotos: como los satisfacían

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