Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

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Para registrar la presencia de algunos carnívoros se colocaron estaciones olfativas de forma alternada. El tipo de terreno
dificultaba su colocación, por lo que se decidió usar marcos de madera en los que se colaba tierra local creando una fina
capa de arena que rodeaba a nuestro fétido cocktail de huevo, sardina y atún. Se colocaron lejos de los caminos y veredas
usados por la gente; a pesar de ello, algunos de los marcos usados resultaron muy atractivos para algunos ejidatarios
quienes decidieron dejarnos sólo la arena y usar los marcos para sus ventanas.
Recorríamos la Sierra de San Carlos desde las partes bajas hasta unas de sus partes más altas entre las que sobresalen los
sitios conocidos como “El Diente” y “La Muela”, donde se obtiene una muy buena panorámica de los valles que rodean
a la “Sierra Chiquita” que es como también se conoce a este lugar.
Dentro de las áreas a monitorear visitamos el ejido “Las Ánimas” donde tuvimos un registro de una “tropa” de coatíes.
Para lograr fotografiarlos, los correteamos una buena distancia, pero al final de cuentas corren en 4 patas y en su
territorio, ya supondrán que sí obtuvimos las fotografías. Eso sí, logramos colectar un muy buen número de “pinolillos”.
Al lado poniente de la sierra se muestreó el predio “La Rosita”, propiedad de la familia Chapa, donde observamos de
manera directa zorras y coyotes, así como un gato montés. Como el rancho está registrado como UMA y se dedica al
aprovechamiento de venado cola blanca, aumentaron nuestras esperanzas de obtener el registro de puma, pero no fue
así, ya que a pesar de los recorridos realizados, nos fuimos de ahí con las manos vacías.
Otro sitio que visitamos fue la comunidad de “Los Pescados”, donde el acceso a vehículos está limitado a la mitad del
camino; en este sitio recorrimos una muy buena distancia tan solo para poder realizar las entrevistas a los habitantes de
la comunidad, pero en este caso los resultados fueron los mismos, no había registro. Eso si, aprendí un nuevo vocablo
usado al norte de México: Betty me indicó “por aquí pasó un mueble”. Lo primero que vino a mi mente fue un ropero, un
tocador o un sofá, pero no, así se les llama a los vehículos.
Ya a punto de terminar la temporada de campo, nos encontrábamos algo decepcionados por la falta de resultados.
Pero dentro de los períodos de muestreo decidimos pasar algunos días en un rancho en la parte alta de la Sierra que es