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Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

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Una mañana, Ricardo Frías y yo nos dimos a la tarea <strong>de</strong> ver hasta don<strong>de</strong> llegaba la señal <strong>de</strong> los radios <strong>de</strong> la estación <strong>para</strong><br />

po<strong>de</strong>r mantener contacto con los biólogos en el campo. Así <strong>que</strong>, nos internamos en la selva rumbo al Cordón Chaquistero<br />

<strong>que</strong> estaba a varios kilómetros <strong>de</strong> la estación. Después <strong>de</strong> caminar horas alcanzamos finalmente el punto más lejano con<br />

señal <strong>de</strong> radio. En ese sitio Ricardo comenzó a olfatear y me dijo: “sabes trepar árboles, ¿verdad?” pregunta <strong>que</strong> atribuí<br />

a <strong>una</strong> <strong>de</strong> las históricas tomadas <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> <strong>mis</strong> <strong>que</strong>ridos amigos. Al ver mi cara me dijo: “no estoy bromeando, este es<br />

un dormi<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> jabalí y están muy cerca, si nos los topamos tienes <strong>que</strong> correr a subirte al árbol más cercano <strong>que</strong> veas”.<br />

En ese momento mi clásica expresión <strong>de</strong> “no me veas la cara” se trasformó y un torrente <strong>de</strong> adrenalina corrió por <strong>mis</strong><br />

venas. Hábilmente trepé, sin percatarme <strong>que</strong> la única planta alre<strong>de</strong>dor eran los chochos, especie <strong>de</strong> palmas cubiertas con<br />

espinas (Astrocaryum mexicanum).<br />

Hace años <strong>de</strong>jé el trópico, los intensos y saturados ver<strong>de</strong>s, la rala luz <strong>de</strong>l sol <strong>que</strong> entraba por el follaje y me convertí en<br />

un habitante <strong>de</strong>l Desierto Chihuahuense. Los <strong>de</strong>siertos, con su mosaico <strong>de</strong> matorrales y pastizales, son ahora mi pasión.<br />

Mi mirada se <strong>de</strong>leita con las extensas llanuras <strong>que</strong>, como un mar dorado, se mueven con el viento y <strong>que</strong> sólo cambian <strong>de</strong><br />

color en la corta temporada <strong>de</strong> lluvias.<br />

Migré como muchas especies a reproducirme al norte. Ahora <strong>mis</strong> experiencias se han enri<strong>que</strong>cido con el trabajo, con la<br />

gente, las escuelas, ejidos y las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Chihuahua. El Desierto Chihuahuense <strong>que</strong> se extien<strong>de</strong> entre México y<br />

<strong>Es</strong>tados Unidos no reconoce fronteras. Sin embargo he sido testigo en los últimos años <strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>de</strong> las peores <strong>de</strong>cisiones<br />

humanas, <strong>que</strong> han <strong>de</strong>jando <strong>una</strong> profunda cicatriz en el <strong>de</strong>sierto. La construcción <strong>de</strong>l muro fronterizo, la obra civil humana<br />

más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Gran Muralla China, <strong>que</strong> impi<strong>de</strong> no sólo migración humana, sino <strong>que</strong> obstruye y cercena los<br />

movimientos naturales y migraciones <strong>de</strong> especies emblemáticas, como los jaguares, los berrendos, y los bisontes.<br />

En la región fronteriza los retos <strong>para</strong> conservar el ambiente son gran<strong>de</strong>s, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la violencia <strong>de</strong>l narcotráfico <strong>que</strong> ha<br />

victimado a amigos y colegas; los inmensos cambios <strong>de</strong> uso <strong>de</strong> suelo; el abatimiento <strong>de</strong> los mantos acuíferos y la cacería<br />

ilegal son nuestro pan <strong>de</strong> cada día. Sin embrago, mientras escribo estas líneas, veo a la primera manada <strong>de</strong> bisontes puros<br />

en México, <strong>que</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> haber sido extirpados <strong>de</strong> su hábitat, corren otra vez libres en sus pra<strong>de</strong>ras<br />

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