Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

Felipe Carazo
Muerto el rey,
puesto el rey
En el año 2004, Adolfo Villagra, presidente del Consejo Naso, emitía una nota
dirigida al Señor Martin Torrijos, Presidente de la Republica de Panamá, la cual
mencionaba: “…sugerimos a usted Sr. Presidente, fijar una próxima y a la vez
pronta reunión entre Su Majestad, Sr. Valentín Santana, Rey Naso, escogido por
el pueblo, con altos funcionarios del Gobierno Central para tomar decisiones
respecto a la problemática que aqueja al pueblo Naso.”
Eran momentos álgidos, tensos, propios de la llamada “Revolución Naso”
desatada por el conflicto interno generado por los planes del Gobierno Central
de concesionar a la empresa Hidroteribe derechos para llevar a cabo una planta
hidroeléctrica en la Quebrada Bonyik, afluente del río Teribe, conocido desde
antes de la conquista como Tjer Di por el pueblo Naso.
En los estados monárquicos, cuando fallecía el rey se le despedía con la
consabida frase “Muerto el Rey, viva el Rey”, que implicaba la despedida del
difunto pero al mismo tiempo la bienvenida de un nuevo monarca. El luto
duraba lo que un suspiro, porque lo importante, el futuro cargado de esperanza,
estaba por venir.
Es esta esperanza la que motivaba a mi amigo Adolfo a tomar cartas en el
asunto y plantearle al Presidente Torrijos un espacio de conversación. Adolfo,
como líder del Consejo Naso, había liderado el “Golpe de Estado” que llevó
a la destitución y destierro del Rey Tito Santana al puerto de El Silencio y la
coronación de Valentín Santana como el nuevo monarca Naso.
No, no es una historia de fantasía como los molinos de viento en La Mancha
que combatía el Quijote en sus épicas andanzas. Ésta es una historia real.