09.05.2013 Views

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

178<br />

necesitaban, pero <strong>mis</strong> planes eran otros: ¡necesitaba libertad! Que ellas se las arreglaran como pudieran y quisieran,<br />

haciendo dibujitos, brincando la reata o lo <strong>que</strong> fuera. Yo estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> otro contexto. Y así, <strong>mis</strong> hermanitas <strong>que</strong> tanto<br />

se cuidaban tuvieron muchos más acci<strong>de</strong>ntes <strong>que</strong> yo a la <strong>de</strong>riva.<br />

Una mañana me subí a los riscos bastante alejados <strong>de</strong> casa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> podía ver la playa en <strong>que</strong> se encontraban<br />

alineadas todas las casas, gran<strong>de</strong>s y chicas, y entre ellas la mía. La mayoría eran <strong>de</strong> gringos <strong>que</strong> disfrutaban <strong>de</strong> nuestro<br />

hermoso entorno mexicano. Oteando 1 hacia lo lejos me di cuenta <strong>de</strong> <strong>que</strong> se podía bajar por el otro lado <strong>de</strong> a<strong>que</strong>llos<br />

riscos. Tras ellos, el hermoso e imponente “Tetakawi” (Montaña llamada literalmente “Tetas <strong>de</strong> Cabra”, por su silueta)<br />

se alzaba como vigilante <strong>de</strong> sus hermosos <strong>para</strong>ísos. Iba yo <strong>de</strong>scalza, con <strong>mis</strong> chanclas playeras metidas en mi cubeta en<br />

<strong>una</strong> mano, y mi larga lanza <strong>de</strong> caña en la otra, la cual no abandonaba nunca por<strong>que</strong> era mi apoyo y a veces mi arma.<br />

De las piedras <strong>de</strong> esos riscos, salían animales extraños <strong>que</strong> no sé por qué no se asustaban con mi presencia, como yo<br />

tampoco <strong>de</strong> la <strong>de</strong> ellos. No los mataba, por<strong>que</strong> tampoco tenía yo corazón malvado y comprendía <strong>que</strong> esa era su casa<br />

<strong>que</strong> yo respetaba. Del otro lado, bajando con cuidado, había <strong>una</strong> pe<strong>que</strong>ña playita adon<strong>de</strong> no azotaban las olas, sino <strong>que</strong><br />

llegaban con cariño, sólo acariciando la arena. Decidí <strong>que</strong> ese sería mi lugar.<br />

Una vez <strong>que</strong> me encontré abajo, tomé posesión <strong>de</strong> la pe<strong>que</strong>ña cuevita como mi lugar secreto. Tan secreto y confiable <strong>que</strong><br />

<strong>de</strong>cidí guardar allí <strong>mis</strong> implementos <strong>de</strong> exploración.<br />

Me senté sobre <strong>una</strong>s piedras planas y mi vista huyó hacia el infinito, don<strong>de</strong> <strong>una</strong> raya marcaba, como <strong>una</strong> hendidura, los<br />

límites entre mar y cielo. Por ahí se metía el sol en cierta época <strong>de</strong>l año. San Carlos tiene <strong>una</strong> pe<strong>que</strong>ña cordillera <strong>que</strong> se<br />

ilumina con todos los rojos posibles a esta hora. Pero <strong>para</strong> ver esa maravilla, tenía <strong>que</strong> darle la vuelta al Tetakawi por<br />

casi la mitad <strong>de</strong> sus faldas. O veía yo la puesta <strong>de</strong>l sol, o veía yo la iluminación sobre los cerros. Era cuestión <strong>de</strong> escoger.<br />

Al fin y al cabo todo eso era mío.<br />

Los olores marinos penetraron por mi nariz hasta abotagar <strong>mis</strong> sentidos. Eran oleadas <strong>de</strong> frescura, <strong>de</strong> humedad, <strong>de</strong> calor<br />

vivificante. Cerré los ojos y me llené <strong>de</strong> vida. Aprendí cómo, al igual <strong>que</strong> un bebé acompasa su corazón al <strong>de</strong> su madre, <strong>una</strong><br />

niña pue<strong>de</strong> acompasar su respiración con el oleaje marino. ¡<strong>Es</strong>o era hermoso! De aquí en a<strong>de</strong>lante lo haría todas las noches.<br />

1 Otear significa escudriñar, registrar o mirar con cuidado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!