09.05.2013 Views

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A la mañana siguiente, partimos con las primeras luces. <strong>Es</strong>tábamos conscientes <strong>que</strong> llevábamos tan solo un litro o menos<br />

<strong>de</strong> agua por persona, unos cuantos caramelos y chocolates y muchos kilómetros <strong>de</strong> terreno <strong>de</strong>sconocido y duro por<br />

recorrer, pero sabíamos <strong>que</strong> teníamos <strong>que</strong> hacerlo si <strong>que</strong>ríamos salir <strong>de</strong> ahí. Un inconveniente más y <strong>que</strong> probaría ser uno<br />

<strong>de</strong> los más difíciles durante la aventura, fue <strong>que</strong> <strong>una</strong> <strong>de</strong> las botas <strong>de</strong> “Pancho 2” se estaba rompiendo y la suela estaba<br />

parcialmente <strong>de</strong>sprendida causándole fuertes molestias al caminar.<br />

Subimos y bajamos interminables cerros cubiertos <strong>de</strong> bos<strong>que</strong>s y matorrales <strong>de</strong> manzanita. Bajamos por la<strong>de</strong>ras pedregosas<br />

con lajas resbaladizas y con serpientes <strong>de</strong> cascabel <strong>de</strong> montaña (Crotalus molosus). En cada punto alto, atisbábamos<br />

el horizonte buscando algún punto <strong>de</strong> referencia hasta <strong>que</strong> finalmente logramos ver la cordillera <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Michis.<br />

¡Qué alivio fue ver algo familiar en el horizonte! Sin embargo, la cordillera se veía tan lejos <strong>que</strong> el corazón te latía más<br />

rápido con el solo pensamiento <strong>de</strong> tener <strong>que</strong> acercarse a la mitad <strong>de</strong> la distancia <strong>que</strong> nos se<strong>para</strong>ba <strong>de</strong> ella. Caminamos<br />

todo el día, cansados, hambrientos y sedientos. No nos dimos cuenta, pero más tar<strong>de</strong> al trazar la ruta supimos <strong>que</strong><br />

habíamos caminado más <strong>de</strong> 50 kilómetros en terrenos sumamente escarpados en dos días. Al caer la tar<strong>de</strong>, acampamos<br />

<strong>de</strong> nuevo en medio <strong>de</strong> un seco y enorme matorral <strong>de</strong> manzanita. Otra noche larga y fría. <strong>Es</strong>ta vez sí dormimos un poco<br />

por el cansancio y estrés acumulados e hicimos guardias <strong>para</strong> vigilar por los pumas.<br />

La mañana <strong>de</strong>l tercer día, amanecimos ante la cruda realidad: Casi no teníamos agua, cero alimentos y las ampollas <strong>de</strong>l<br />

pie izquierdo <strong>de</strong> “Pancho 2” eran casi <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> tomates maduros. La suela <strong>de</strong> su bota se había <strong>de</strong>sprendido casi<br />

completamente. La llevaba ahora amarrada con cuerdas y agujetas y los calcetines se habían roto <strong>de</strong>bido al roce constante<br />

con el cuero y las piedras. No estaba en condiciones <strong>de</strong> continuar, pero no teníamos otra alternativa. “Pancho 1” y yo donamos<br />

uno <strong>de</strong> nuestros calcetines <strong>para</strong> <strong>que</strong> se protegiera un poco el pie y amarramos bien su bota con un par <strong>de</strong> correas <strong>de</strong> <strong>una</strong> mochila.<br />

Teníamos hambre y estábamos <strong>de</strong>shidratados.<br />

Seguimos subiendo y bajando lo <strong>que</strong> aparentaban ser la<strong>de</strong>ras menos empinadas y suaves, pero interminables; turnándonos Ángeles,<br />

“Pancho 1” y yo <strong>para</strong> ayudar a “Pancho 2” a caminar. El avance se hizo más lento y yo comencé a <strong>de</strong>sesperarme. En algún momento<br />

sugerí se<strong>para</strong>rnos y me ofrecí a ir solo <strong>para</strong> po<strong>de</strong>r avanzar más rápido y buscar ayuda. Mis compañeros se negaron rotundamente a<br />

ello. En algún momento encontramos un pe<strong>que</strong>ño pozo con agua <strong>de</strong> lluvia y logramos saciar nuestra sed y cargar las cantimploras.<br />

291

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!