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Relato para mis hijos - Es una colección de cinco documentales que ...

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excrementos frescos <strong>de</strong> puma (¡traía uno enorme en la mano!). Pensaba <strong>que</strong> quizás podríamos encontrar el “tapado <strong>de</strong>l<br />

puma” (los restos <strong>de</strong> algún venado cazado y parcialmente tapado por el felino). Así lo hicimos y comenzamos a seguir<br />

el rastro. Mas huellas, más excrementos, un rasca<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l gato. Emocionados los cuatro con los hallazgos, no nos dimos<br />

cuenta <strong>de</strong> los cambios <strong>de</strong> dirección <strong>que</strong> íbamos haciendo y <strong>que</strong> poco a poco nos dirigíamos a <strong>una</strong> zona muy compleja <strong>de</strong><br />

pe<strong>que</strong>ños cañones, bos<strong>que</strong>s y cañadas <strong>que</strong> serían nuestra perdición. Cuando finalmente perdimos el rastro <strong>de</strong>l felino y<br />

nos <strong>de</strong>tuvimos, nos dimos cuenta <strong>que</strong> habíamos avanzado bastante y estábamos en <strong>una</strong> zona totalmente <strong>de</strong>sconocida.<br />

Sacamos las brújulas y pensamos <strong>que</strong> habíamos avanzado al norte, por lo <strong>que</strong> <strong>de</strong>cidimos, creo <strong>que</strong> por consenso, regresar<br />

hacia el sur. Caminamos más <strong>de</strong> <strong>una</strong> hora y no logramos encontrar ningún punto conocido. Nos <strong>de</strong>tuvimos a discutir<br />

la situación, pensando ya en la posibilidad <strong>de</strong> estar extraviados en esa zona tan remota don<strong>de</strong> el regreso a pie a la<br />

civilización podría llevar días, en el mejor <strong>de</strong> los casos.<br />

Decidimos avanzar hasta un punto alto don<strong>de</strong> pudiéramos observar con los binoculares, <strong>para</strong> <strong>de</strong>cidir la mejor ruta hasta<br />

el punto <strong>de</strong> entrada al Cerro Blanco. Nos llevó casi otra hora llegar hasta la cima y cuando por fin lo logramos nos dimos<br />

cuenta <strong>de</strong> la triste realidad: No podíamos reconocer absolutamente nada <strong>de</strong>l terreno y parecía <strong>que</strong> estábamos muy<br />

alejados <strong>de</strong>l sitio <strong>de</strong> entrada: <strong>Es</strong>tábamos total e irremediablemente perdidos en el Cerro Blanco. Hacia el norte y oeste,<br />

todo parecían cañadas con bos<strong>que</strong>s intercalados. Hacia el sur y al este, un mar <strong>de</strong> montañas cubiertas <strong>de</strong> matorrales<br />

<strong>de</strong> manzanita parecía exten<strong>de</strong>rse hasta el infinito. Eran ya las 3 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> y <strong>de</strong>beríamos estar ya camino abajo <strong>para</strong><br />

reunirnos con José Angel y el jeep. Básicamente teníamos dos opciones: 1) Tratar <strong>de</strong> regresar al punto <strong>de</strong> bajada <strong>de</strong>l Cerro<br />

Blanco y encontrarnos con José Angel o; 2) Asumir <strong>que</strong> estábamos perdidos y tratar <strong>de</strong> encontrar un nuevo punto <strong>de</strong> bajada<br />

caminando siempre hacia el sur. Como suele suce<strong>de</strong>r en muchos extravíos, era <strong>una</strong> <strong>de</strong>cisión complicada, por<strong>que</strong> no teníamos<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> hacia dón<strong>de</strong> caminar <strong>para</strong> la opción uno (la más lógica y cuerda) o cuanto nos llevaría y si podríamos bajar por nuestra<br />

propia cuenta <strong>de</strong> a<strong>que</strong>l lugar tan remoto y amenazador. Discutimos un poco y no hubo consenso. Al final <strong>de</strong>cidimos tratar<br />

<strong>de</strong> seguir buscando la ruta original y nos dieron las 6 <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> sin lograrlo. Ya convencidos <strong>de</strong> estar totalmente perdidos,<br />

<strong>de</strong>cidimos acampar esa noche y partir temprano en la mañana con dirección sur hasta encontrar <strong>una</strong> nueva ruta <strong>de</strong> bajada <strong>de</strong>l<br />

cerro hacia el Rancho De la Peña o algún acceso a la meseta <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> Michis. Las noches <strong>de</strong> otoño en la Sierra Madre<br />

Occi<strong>de</strong>ntal pue<strong>de</strong>n ser muy frías, así <strong>que</strong> juntamos un buen montón <strong>de</strong> leña con la esperanza <strong>de</strong> calentarnos y quizás ser vistos<br />

por José Angel si <strong>de</strong>cidía subir a buscarnos. Fue <strong>una</strong> noche larga y fría. Casi no logramos dormir.

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