13.05.2013 Views

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

todavía estaban robando. Sin pensarlo, Van Daan gritó: "¡Policía!» Se oyeron pasos apresurados<br />

fuera, los ladrones habían huido. Para evitar que la Policía notara el hueco, volvieron a poner la tabla,<br />

pero una fuerte patada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera la hizo volar <strong>de</strong> nuevo por el aire. Semejante <strong>de</strong>scaro <strong>de</strong>jó<br />

perplejos a nuestros hombres; Van Daan y Peter sintieron ganas <strong>de</strong> matarlos. Van Daan cogió una<br />

hacha y dio un fuerte golpe en el suelo. Ya no se oyó nada más. Volvieron a poner la ma<strong>de</strong>ra en el<br />

hueco, y nuevamente fueron interrumpidos. Un matrimonio iluminó con una linterna muy potente todo<br />

el almacén. «¡Rediez!», murmuró uno <strong>de</strong> nuestros hombres, y... ahora su papel había cambiado <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong> policía al <strong>de</strong> ladrones. Los cuatro corrieron hacia arriba, Dussel y Van Daan cogieron los libros <strong>de</strong>l<br />

primero, Peter abrió puertas y ventanas <strong>de</strong> la cocina y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> papá, tiró el teléfono al suelo<br />

y por fin todos <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l escondite. (Fin <strong>de</strong> la primera parte.)<br />

Muy probablemente, el matrimonio <strong>de</strong> la linterna avisó a la Policía. Era domingo por la noche,<br />

la noche <strong>de</strong>l domingo <strong>de</strong> Pascua, y el lunes <strong>de</strong> Pascua no habría nadie en la oficina 28 , o sea, que<br />

antes <strong>de</strong>l martes por la mañana no nos podríamos mover. ¡Figúrate, dos noches y un día aguantando<br />

con ese miedo! No nos imaginábamos nada, estábamos en la más plena oscuridad, porque la señora,<br />

por miedo, había <strong>de</strong>senroscado completamente la bombilla; las voces susurraban, y cuando algo<br />

crujía se oía «ichis, chis!».<br />

Se hicieron las diez y media, las once, ningún ruido; por turnos, papá y Van Daan venían a<br />

estar con nosotros. Entonces, a las once y cuarto, un ruido abajo. Entre nosotros se oía la respiración<br />

<strong>de</strong> toda la familia, pero por lo <strong>de</strong>más no nos movíamos. Pasos en la casa, en el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> papá,<br />

en la cocina, y luego... ¡en nuestra escalera! Ya no se oía la respiración <strong>de</strong> nadie, sólo los latidos <strong>de</strong><br />

ocho corazones. Pasos en nuestra escalera, luego un traqueteo en la puerta giratoria. Ese momento<br />

no te lo puedo <strong>de</strong>scribir.<br />

-¡Estamos perdidos! -dije, y ya veía que esa misma noche la Gestapo nos llevaría consigo a los<br />

quince.<br />

Traqueteo en la puerta giratoria, dos veces, luego se cae una lata, los pasos se alejan. ¡Hasta<br />

ahí nos habíamos salvado! Todos sentimos un estremecimiento, oí castañetear varios dientes <strong>de</strong> origen<br />

<strong>de</strong>sconocido, nadie <strong>de</strong>cía aún una sola palabra, y así estuvimos hasta las once y media.<br />

No se oía nada más en el edificio, pero en el <strong>de</strong>scansillo estaba la luz encendida, justo <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l armario. ¿Sería porque nuestro armario resultaba misterioso? ¿Acaso la Policía había olvidado<br />

apagar la luz? ¿Vendría aún alguien a apagarla? Se <strong>de</strong>sataron las lenguas, ya no había nadie en la<br />

casa, tal vez un guardia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la puerta. A partir <strong>de</strong> ese momento hicimos tres cosas: enunciar<br />

suposiciones, temblar <strong>de</strong> miedo y tener que ir al retrete. Los cubos estaban en el <strong>de</strong>sván; sólo nos<br />

podría servir la papelera <strong>de</strong> lata <strong>de</strong> Peter. Van Daan empezó, luego vino papá, a mamá le daba <strong>de</strong>masiada<br />

vergüenza. Papá trajo la papelera a la habitación, don<strong>de</strong> Margot, la señora y yo hicimos<br />

buen uso <strong>de</strong> ella, y por fin también mamá se <strong>de</strong>cidió. Cada vez se repetía la pregunta <strong>de</strong> si había<br />

papel. Por suerte yo tenía algo <strong>de</strong> papel en el bolsillo.<br />

La papelera olía, todos susurrábamos y estábamos cansados, eran las doce <strong>de</strong> la noche.<br />

«¡Tumbaos en el suelo y dormid!» A Margot y a mí nos dieron una almohada y una manta a<br />

cada una. Margot estaba acostada a cierta distancia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>spensa, y yo entre las patas <strong>de</strong> la mesa.<br />

A ras <strong>de</strong>l suelo no olía tan mal, pero aun así, la señora fue a buscar sigilosamente polvos <strong>de</strong><br />

blanqueo; tapamos el orinal con un paño <strong>de</strong> cocina a modo <strong>de</strong> doble protección.<br />

Conversaciones en voz alta, conversaciones en voz baja, mieditis, mal olor, ventosida<strong>de</strong>s y un<br />

orinal continuamente ocupado; ¡a ver cómo vas a dormir! A las dos y media, sin embargo, ya estaba<br />

<strong>de</strong>masiado cansada y hasta las tres y media no oí nada. Me <strong>de</strong>sperté cuando la señora estaba<br />

acostada con la cabeza encima <strong>de</strong> mis pies.<br />

-¡Por favor, déme algo que ponerme! -le pedí.<br />

Algo me dio, pero no me preguntes qué: unos pantalones <strong>de</strong> lana para ponerme encima <strong>de</strong>l<br />

pijama, el jersey rojo y la falda negra, medias blancas y unos calcetines rotos.<br />

Entonces, la señora fue a instalarse en el sillón y el señor vino a acostarse sobre mis pies. A<br />

partir <strong>de</strong> las tres y media me puse a pensar, y como todavía temblaba, Van Daan no podía dormir. Me<br />

estaba preparando para cuando volviera la Policía. Tendríamos que <strong>de</strong>cir que éramos un grupo <strong>de</strong><br />

escondidos. Si eran holan<strong>de</strong>ses<br />

<strong>de</strong>l lado bueno, no pasaría nada, pero si eran <strong>de</strong>l NSB 29 , tendríamos que sobornarlos.<br />

28 El lunes <strong>de</strong> Pascua es día festivo en los Países Bajos.<br />

29 Movimiento nacionalsocialista holandés.<br />

Karneeval Biblioweb – Libros Gratis 112 http://ar.geocities.com/krnv_bweb

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!