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Diario de Ana Frank - moninotic

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<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

distintas exclamaciones dirigidas a papá en el cuarto <strong>de</strong> bañó. A las ocho y media en punto tiene que<br />

estar <strong>de</strong> vuelta en la habitación. Ni una gota <strong>de</strong> agua, no usar el retrete, no andar, silencio absoluto.<br />

Mientras no está el personal <strong>de</strong> oficina, en el almacén los ruidos se oyen mucho más.<br />

A las ocho y veinte abren la puerta los <strong>de</strong>l piso <strong>de</strong> arriba, y al poco tiempo se oyen tres<br />

golpecitos en el suelo: la papilla <strong>de</strong> avena para <strong>Ana</strong>. Subo trepando por las escaleras y recojo mi<br />

platillo para perros.<br />

De vuelta abajo, termino <strong>de</strong> hacer mis cosas corriendo: cepillarme el pelo, guardar el orinal,<br />

volver a colocar la cama en su sitio. ¡Silencio! El reloj da la hora. La señora cambia <strong>de</strong> calzado: comienza<br />

a <strong>de</strong>splazarse por la habitación en pantuflas; también el<br />

señor Charlie Chaplin se calza sus zapatillas; tranquilidad absoluta.<br />

La imagen <strong>de</strong> familia i<strong>de</strong>al llega a su apogeo: yo me pongo a leer o a estudiar, Margot también,<br />

al igual que papá y mamá. Papá -con Dickens y el diccionario en el regazo, naturalmente- está<br />

sentado en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cama hundida y crujiente, que ni siquiera cuenta con colchones como Dios<br />

manda. Dos colchonetas superpuestas también sirven. «No me hacen falta, me arreglo perfectamente<br />

sin ellas.»<br />

Una vez sumido en la lectura se olvida <strong>de</strong> todo, sonríe <strong>de</strong> tanto en tanto, trata por todos los<br />

medios <strong>de</strong> hacerle leer algún cuento a mamá, que le contesta;<br />

-¡Ahora no tengo tiempo!<br />

Por un momento pone cara <strong>de</strong> <strong>de</strong>sencanto, pero luego sigue leyendo. Poco <strong>de</strong>spués, cuando<br />

otra vez encuentra algo divertido, vuelve a intentarlo:<br />

-¡Ma, no pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> leer esto!<br />

Mamá está sentada en la cama plegable, leyendo, cosiendo, haciendo punto o estudiando,<br />

según lo que toque en ese momento. De repente se le ocurre algo, y no tarda en <strong>de</strong>cir:<br />

-<strong>Ana</strong>, ¿te acuerdas...? Margot, apunta esto...<br />

Al rato vuelve la tranquilidad. Margot cierra su libro <strong>de</strong> un golpe, papá frunce el ceño y se le<br />

forma un arco muy gracioso, reaparece la «arruga <strong>de</strong> la lectura» y ya está otra vez sumido en el libro,<br />

mamá empieza a charlar con Margot, la curiosidad me hace escucharlas. Envolvemos a Pim en el<br />

asunto y... ¡Las nueve! ¡A <strong>de</strong>sayunar!<br />

Viernes, 10 <strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong> 1943<br />

Querida Kitty:<br />

Cada vez que te escribo ha pasado algo especial, pero la mayoría <strong>de</strong> las veces se trata <strong>de</strong><br />

cosas más bien <strong>de</strong>sagradables. Ahora, sin embargo, ha pasado algo bonito.<br />

El miércoles 8 <strong>de</strong> setiembre a las siete <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> estábamos escuchando la radio, y lo primero<br />

que oímos fue lo siguiente: Here follows the best news from whole the war: Italy has capitulated! ¡Ita<br />

lia ha capitulado incondicionalmente! A las ocho y cuarto empezó a transmitir Radio Orange:<br />

«Estimados oyentes: hace una hora y quince minutos, cuando acababa <strong>de</strong> redactar la crónica <strong>de</strong>l día,<br />

llegó a la redacción la muy grata noticia <strong>de</strong> la capitulación <strong>de</strong> Italia. ¡Puedo asegurarles que nunca<br />

antes me ha dado tanto gusto ti<br />

rar mis papeles a la papelera!»<br />

Se tocaron los himnos nacionales <strong>de</strong> Inglaterra y <strong>de</strong> Estados Unidos y la Internacional rusa.<br />

Como <strong>de</strong> costumbre, Radio Orange levantaba los ánimos, aun sin ser <strong>de</strong>masiado optimista.<br />

Los ingleses han <strong>de</strong>sembarcado en Nápoles. El norte <strong>de</strong> Italia ha sido ocupado por los<br />

alemanes. El viernes 3 <strong>de</strong> setiembre ya se había firmado el armisticio, justo el día en que se produjo<br />

el <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> los ingleses en Italia. Los alemanes maldicen a Badoglio y al emperador italiano en<br />

todos los periódicos, por traidores.<br />

Sin embargo, también tenemos nuestras <strong>de</strong>sventuras. Se trata <strong>de</strong>l señor Kleiman. Como<br />

sabes, todos' le queremos mucho, y aunque siempre está enfermo, tiene muchos dolores y no pue<strong>de</strong><br />

comer ni andar mucho, anda siempre <strong>de</strong> buen humor y tiene una valentía admirable. «Cuando viene<br />

el señor Kleiman, sale el sol», ha dicho mamá hace poco, y tiene razón.<br />

Resulta que <strong>de</strong>ben internarlo en el hospital para una operación muy <strong>de</strong>licada <strong>de</strong> estómago, y<br />

que tendrá que quedarse allí por lo menos cuatro semanas. Tendrías que haber visto cómo se <strong>de</strong>spidió<br />

<strong>de</strong> nosotros: como si fuera a hacer un recado, así sin más.<br />

Tu <strong>Ana</strong><br />

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