13.05.2013 Views

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

empezar.<br />

Lo que más anhelo yo es una casa propia, po<strong>de</strong>r moverme libremente y que alguien me ayu<strong>de</strong><br />

en las tareas, o sea, ¡volver al colegio!<br />

Bep nos ha ofrecido fruta, pero cuesta lo suyo, ¡y cómo! Uvas a f florines el kilo, grosellas a 70<br />

céntimos el medio kilo, un melocotón a 50 céntimos, melón a 1,50 el kilo. Y luego ponen en el<br />

periódico en letras enormes: «¡El alza <strong>de</strong> los precios es usura!»<br />

Lunes, 26 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1943<br />

Querida Kitty:<br />

Ayer fue un día <strong>de</strong> mucho alboroto, y todavía estamos exaltados. No me extrañaría que te<br />

preguntaras si es que pasa algún día sin sobresaltos.<br />

Por la mañana, cuando estábamos <strong>de</strong>sayunando, sonó la primera prealarma, pero no le<br />

hacemos mucho caso, porque sólo significa que hay aviones sobrevolando la costa. Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>sayunar<br />

fui a tumbarme un rato en la cama porque me dolía mucho la cabeza. Luego bajé a la oficina.<br />

Era alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. A las dos y media, Margot había acabado con su trabajo <strong>de</strong><br />

oficina. No había terminado aún <strong>de</strong> recoger sus bártulos cuando empezaron a sonar las sirenas, <strong>de</strong><br />

modo que la seguí al piso <strong>de</strong> arriba. Justo a tiempo, porque menos <strong>de</strong> cinco minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

llegar arriba comenzaron los disparos y tuvimos que refugiarnos en el pasillo. Yo tenía mi bolsa para<br />

la huida bien apretada entre los brazos, más para tener algo a qué aferrarme que para huir realmente,<br />

porque <strong>de</strong> cualquier modo no nos po<strong>de</strong>mos ir, o en caso extremo la calle implica el mismo riesgo <strong>de</strong><br />

muerte que un bombar<strong>de</strong>o. Después <strong>de</strong> media hora se oyeron menos aviones, pero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> casa la<br />

actividad aumentó. Peter volvió <strong>de</strong> su atalaya en el <strong>de</strong>sván <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante. Dussel estaba en la<br />

oficina principal, la señora se sentía más segura en el antiguo <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> papá, el señor Van Daan<br />

había observado la acción por la ventana <strong>de</strong> la buardilla, y también los que habíamos esperado en el<br />

<strong>de</strong>scansillo nos dispersamos para ver las columnas <strong>de</strong> humo que se elevaban en la zona <strong>de</strong>l puerto.<br />

Al poco tiempo todo olía a incendio y afuera parecía que hubiera una tupida bruma.<br />

A pesar <strong>de</strong> que un incendio <strong>de</strong> esa magnitud no es un espectáculo agradable, para nosotros el<br />

peligro felizmente había pasado y todos volvimos a nuestras respectivas ocupaciones. Al final <strong>de</strong> la<br />

tar<strong>de</strong>, a la hora <strong>de</strong> la comida: alarma aérea. La comida era <strong>de</strong>liciosa, pero al oír la primera sirena se<br />

me quitó el apetito. Sin embargo, no pasó nada y a los cuarenta y cinco minutos ya no había peligro.<br />

Cuando habíamos fregado los platos: alarma aérea, tiros, muchísimos aviones. «Dos veces en un<br />

mismo día es mucho», pensamos todos, pero fue inútil, porque nuevamente cayeron bombas a raudales,<br />

esta vez al otro lado <strong>de</strong> la ciudad, en la zona <strong>de</strong>l aeropuerto. Los aviones caían en picado,<br />

volvían a subir, había zumbidos en el aire y era terrorífico. A cada momento yo pensaba: «¡Ahora cae,<br />

ha llegado tu hora!»<br />

Puedo asegurarte que cuando me fui a la cama a las nueve <strong>de</strong> la noche, todavía no podía<br />

tenerme en pie sin que me temblaran las piernas. A medianoche me <strong>de</strong>sperté: ¡más aviones! Dussel<br />

se estaba <strong>de</strong>svistiendo, pero no me importó: al primer tiro salté <strong>de</strong> la cama totalmente <strong>de</strong>spabilada.<br />

Hasta la una estuve metida en la cama <strong>de</strong> papá, a la una y media vuelta a mi propia cama, a las dos<br />

otra vez en la <strong>de</strong> papá, y los aviones volaban y seguían volando. Por fin terminaron los tiros y me<br />

pu<strong>de</strong> volver «a casa». A las dos y media me dormí.<br />

Las siete. Me <strong>de</strong>sperté <strong>de</strong> un sobresalto y me quedé sentada en la cama. Van Daan estaba con<br />

papá. «Otra vez ladrones», fue lo primero que pensé. Oí que Van Daan pronunciaba la palabra<br />

«todo» y pensé que se lo habían llevado todo. Pero no, era una noticia gratísima, quizá la más grata<br />

que hayamos tenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que comenzó la guerra. Ha renunciado Mussolini. El rey-emperador <strong>de</strong><br />

Italia se ha hecho cargo <strong>de</strong>l gobierno.<br />

Pegamos un grito <strong>de</strong> alegría. Tras los horrores <strong>de</strong> ayer, por fin algo bueno y... ¡nuevas<br />

esperanzas! Esperanzas <strong>de</strong> que todo termine, esperanzas <strong>de</strong> que haya paz.<br />

Kugler ha pasado un momento y nos ha contado que en los bombar<strong>de</strong>os <strong>de</strong>l aeropuerto han<br />

causado gran<strong>de</strong>s daños a la fábrica <strong>de</strong> aviones Fokker. Mientras tanto, esta mañana tuvimos una<br />

nueva alarma aérea con aviones sobrevolándonos y otra vez prealarma. Estoy <strong>de</strong> alarmas hasta las<br />

narices, he dormido mal y no me puedo concentrar, pero la tensión <strong>de</strong> lo que pasa en Italia ahora<br />

nos mantiene <strong>de</strong>spiertos y la esperanza por lo que pueda ocurrir <strong>de</strong> aquí a fin <strong>de</strong> año...<br />

Tu <strong>Ana</strong><br />

Karneeval Biblioweb – Libros Gratis 52 http://ar.geocities.com/krnv_bweb

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!