13.05.2013 Views

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

Diario de Ana Frank - moninotic

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

-¡Cierra el pico, maldita sea!<br />

Mamá casi no pue<strong>de</strong> contener la risa, yo trato <strong>de</strong> no mirar.<br />

La escena se repite casi a diario, salvo cuando los señores acaban <strong>de</strong> tener alguna disputa,<br />

porque entonces tanto él como ella no dicen palabra.<br />

Me mandan a buscar más patatas. Subo al <strong>de</strong>sván, don<strong>de</strong> está Peter quitándole las pulgas al<br />

gato. Levanta la mirada, el gato se da cuenta y izas!, se escapa por la ventana, <strong>de</strong>sapareciendo en el<br />

canalón.<br />

Peter suelta un taco, yo me río y también <strong>de</strong>saparezco.<br />

La libertad en la Casa <strong>de</strong> atrás<br />

Las cinco y media: Sube Bep a conce<strong>de</strong>rnos la libertad vespertina. En seguida comienza el<br />

trajín. Primero suelo subir con Bep al piso <strong>de</strong> arriba, don<strong>de</strong> por lo general le dan por a<strong>de</strong>lantado el<br />

postre que nosotros comeremos más tar<strong>de</strong>. En cuanto Bep se instala, la señora empieza a enumerar<br />

todos sus <strong>de</strong>seos, diciendo por ejemplo:<br />

-Ay, Bep, quisiera pedirte una cosita...<br />

Bep me guiña el ojo; la señora no <strong>de</strong>saprovecha ninguna oportunidad para transmitir sus<br />

<strong>de</strong>seos y ruegos a cualquier persona que suba a verla. Debe ser uno <strong>de</strong> los motivos por los que a<br />

nadie le gusta <strong>de</strong>masiado subir al piso <strong>de</strong> arriba.<br />

Las seis menos cuarto: Se va Bep. Bajo dos pisos para ir a echar un vistazo. Primero la cocina,<br />

luego el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> papá, y <strong>de</strong> ahí a la carbonera para abrirle la portezuela a Mouschi.<br />

Tras un largo recorrido <strong>de</strong> inspección, voy a parar al territorio <strong>de</strong> Kugler. Van Daan está<br />

revisando todos los cajones y archivadores, buscando la correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l día. Peter va a buscar<br />

la llave <strong>de</strong>l almacén y a Moffie. Pim carga con máquinas <strong>de</strong> escribir para llevarlas arriba. Margot se<br />

busca un rinconcito tranquilo para hacer sus tareas <strong>de</strong> oficina. La señora pone a calentar agua. Mamá<br />

baja las escaleras con una cacerola llena <strong>de</strong> patatas. Cada uno sabe lo que tiene que hacer.<br />

Al poco tiempo vuelve Peter <strong>de</strong>l almacén. Lo primero que le preguntan es dón<strong>de</strong> está el pan: lo<br />

ha olvidado. Delante <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> la oficina principal se encoge lo más que pue<strong>de</strong> y se arrastra a<br />

gatas hasta llegar al armario <strong>de</strong> acero, coge el pan y se va; al menos, eso es lo que quiere hacer,<br />

pero antes <strong>de</strong> percatarse <strong>de</strong> lo que ocurre, Mouschi le salta por encima y se mete <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l escritorio.<br />

Peter busca por todas partes y por fin <strong>de</strong>scubre al gato. Entra otra vez a gatas en la oficina y le<br />

tira <strong>de</strong> la cola. Mouschi suelta un bufido, Peter suspira. ¿Qué es lo que ha conseguido? Ahora<br />

Mouschi se ha instalado junto a la ventana y se lame, contento <strong>de</strong><br />

haber escapado <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> Peter. Y ahora Peter, como último recurso para atraer al<br />

animal, le tien<strong>de</strong> un trozo <strong>de</strong> pan y... ¡sí!, Mouschi acu<strong>de</strong> a la puerta y ésta se cierra.<br />

He podido observarlo todo por la rendija <strong>de</strong> la puerta.<br />

El señor Van Daan está furioso, da un portazo. Margot y yo nos miramos, pensamos lo mismo:<br />

seguro que se ha sulfurado a causa <strong>de</strong> alguna estupi<strong>de</strong>z cometida por Kugler, y no piensa en Keg.<br />

Se oyen pasos en el pasillo. Entra Dussel. Se dirige a la ventana con aire <strong>de</strong> propietario,<br />

husmea... tose, estornuda y vuelve a toser. Es pimienta, no ha tenido suerte. Prosigue su camino<br />

hacia la oficina principal. Las cortinas están abiertas, lo que implica que no habrá papel <strong>de</strong> cartas.<br />

Desaparece con cara <strong>de</strong> enfado.<br />

Margot y yo volvemos a mirarnos. Oigo que me dice:<br />

-Tendrá que escribirle una hoja menos a su novia mañana.<br />

Asiento con la cabeza.<br />

De la escalera nos llega el ruido <strong>de</strong> un paso <strong>de</strong> elefante; es Dussel, que va a buscar consuelo<br />

en su lugar más entrañable. Seguimos trabajando. ¡Tic, tic, tic...! Tres golpes: ¡a comer!<br />

Lunes, 23 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1943<br />

Cuando el reloj da las ocho y media...<br />

Margot y mamá están nerviosas. «¡Chis, papá! ¡Silencio, Otto! ¡Chis, Pim! ¡Que ya son las ocho<br />

y media! ¡Vente ya, que no pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar correr el agua! ¡No hagas ruido al andar!» Así son las<br />

Karneeval Biblioweb – Libros Gratis 59 http://ar.geocities.com/krnv_bweb

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!