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Diario de Ana Frank - moninotic

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<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

<strong>de</strong>tiene a los dos, y que ni yo misma sé lo que es.<br />

A veces pienso que esos enormes <strong>de</strong>seos míos <strong>de</strong> estar con él eran exagerados, pero en<br />

verdad no es así, porque cuando pasan dos días sin que haya ido arriba, me vuelven los mismos<br />

fuertes <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> verle que he tenido siempre. Peter es bueno y bondadoso, pero no puedo negar<br />

que muchas cosas en él me <strong>de</strong>cepcionan. Sobre todo su rechazo a la religión, las conversaciones<br />

sobre la comida y muchas otras cosas <strong>de</strong> toda índole no me gustan en absoluto. Sin embargo, estoy<br />

plenamente convencida <strong>de</strong> que nunca reñiremos, tal como lo hemos convenido sinceramente. Peter<br />

es amante <strong>de</strong> la paz, tolerante y capaz <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r. Acepta que yo le diga muchas más cosas <strong>de</strong> las que<br />

le tolera a su madre. Intenta con gran empeño borrar las manchas <strong>de</strong> tinta en sus libros y <strong>de</strong> poner<br />

cierto or<strong>de</strong>n en sus cosas. Y sin embargo, ¿por qué sigue ocultando lo que tiene <strong>de</strong>ntro y no me<br />

permite tocarlo? Tiene un carácter mucho más cerrado que el mío, es cierto; pero yo ahora realmente<br />

sé por la práctica (recuerda la «<strong>Ana</strong> en teoría» que sale a relucir una y otra vez) que llega un<br />

momento en que hasta los caracteres más cerrados ansían, en la misma medida que otros, o más,<br />

tener un confi<strong>de</strong>nte.<br />

En la Casa <strong>de</strong> atrás, Peter y yo ya hemos tenido nuestros años para pensar, a menudo<br />

hablamos sobre el futuro, el pasado y el presente, pero como ya te he dicho: echo en falta lo<br />

auténtico y sin embargo estoy segura <strong>de</strong> que está ahí.<br />

¿Será que el no haber podido salir al aire libre ha hecho que creciera mi afición por todo lo que<br />

tiene que ver con la Naturaleza? Recuerdo perfectamente que un límpido cielo azul, el canto <strong>de</strong> los<br />

pájaros, el brillo <strong>de</strong> la luna o el florecimiento <strong>de</strong> las flores, antes no lograban captar por mucho tiempo<br />

mi atención. Aquí todo eso ha cambiado: para Pentecostés por ejemplo, cuando hizo tanto calor, hice<br />

el mayor <strong>de</strong> los esfuerzos para no dormirme por la noche, y a las once y media quise observar bien la<br />

luna por una vez a solas, a través <strong>de</strong> la ventana abierta. Lamentablemente mi sacrificio fue en vano,<br />

ya que la luna daba mucha luz y no podía arriesgarme a abrir la ventana. En otra ocasión, hace unos<br />

cuantos meses, fui una noche arriba por casualidad, estando la ventana abierta. No bajé hasta que no<br />

terminó la hora <strong>de</strong> airear. La noche oscura y lluviosa, la tormenta, las nubes que pasaban<br />

apresuradas, me cautivaron; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> año y medio, era la primera vez que veía a la noche cara a<br />

cara. Después <strong>de</strong> ese momento, mis <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> volver a ver la noche superaron mi miedo a los<br />

ladrones, a la casa a oscuras y llena <strong>de</strong> ratas y a los robos. Bajé completamente sola a mirar hacia<br />

fuera por la ventana <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> papá y la <strong>de</strong> la cocina. A mucha gente le gusta la Naturaleza,<br />

muchos duermen alguna que otra vez a la intemperie, muchos <strong>de</strong> los que están en cárceles y<br />

hospitales no ven el día en que puedan volver a disfrutar libremente <strong>de</strong> la naturaleza, pero son pocos<br />

los que, como nosotros, están tan separados y aislados <strong>de</strong> la cosa que <strong>de</strong>sean, y que es igual para<br />

ricos que para pobres.<br />

No es ninguna fantasía cuando digo que ver el cielo, las nubes, la luna y las estrellas me da<br />

paciencia y me tranquiliza. Es mucho mejor que la valeriana o el bromo: la Naturaleza me<br />

empequeñece y me prepara para recibir cualquier golpe con valentía.<br />

En alguna parte estará escrito que sólo pueda ver la Naturaleza, <strong>de</strong> vez en cuando y a modo<br />

<strong>de</strong> excepción, a través <strong>de</strong> unas ventanas llenas <strong>de</strong> polvo y con cortinas sucias <strong>de</strong>lante, y hacerlo así<br />

no resulta nada agradable. ¡La Naturaleza es lo único que realmente no admite sucedáneos!<br />

Más <strong>de</strong> una vez, una <strong>de</strong> las preguntas que no me <strong>de</strong>ja en paz por <strong>de</strong>ntro es por qué en el<br />

pasado, y a menudo aún ahora, los pueblos conce<strong>de</strong>n a la mujer un lugar tan inferior al que ocupa el<br />

hombre. Todos dicen que es injusto, pero con eso no me doy por contenta: lo que quisiera conocer es<br />

la causa <strong>de</strong> semejante injusticia.<br />

Es <strong>de</strong> suponer que el hombre, dada su mayor fuerza física, ha dominado a la mujer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio; el hombre, que tiene ingresos, el hombre, que procrea, el hombre, al que todo le está permitido...<br />

Ha sido una gran equivocación por parte <strong>de</strong> tantas mujeres tolerar, hasta hace poco tiempo,<br />

que todo siguiera así sin más, porque cuantos más siglos perdura esta norma, tanto más se arraiga.<br />

Por suerte la enseñanza, el trabajo y el <strong>de</strong>sarrollo le han abierto un poco los ojos a la mujer. En<br />

muchos países las mujeres han obtenido la igualdad <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos; mucha gente, sobre todo mujeres,<br />

pero también hombres, ven ahora lo mal que ha estado dividido el mundo durante tanto tiempo, y las<br />

mujeres mo<strong>de</strong>rnas exigen su <strong>de</strong>recho a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia total.<br />

Pero no se trata sólo <strong>de</strong> eso: ¡también hay que conseguir la valoración <strong>de</strong> la mujer! En todos<br />

los continentes el hombre goza <strong>de</strong> una alta estima generalizada. ¿Por qué la mujer no habría <strong>de</strong> compartir<br />

esa estima antes que nada? A los soldados y héroes <strong>de</strong> guerra se los honra y rin<strong>de</strong> homenaje,<br />

a los <strong>de</strong>scubridores se les conce<strong>de</strong> fama eterna, se venera a los mártires, pero ¿qué parte <strong>de</strong> la<br />

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