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Diario de Ana Frank - moninotic

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<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />

nuestra.<br />

Luego está mamá: un buen apetito, una buena lengua. No da la impresión <strong>de</strong> ser el ama <strong>de</strong><br />

casa, como es el caso <strong>de</strong> la señora Van Daan. ¿La diferencia? La señora cocina y mamá friega.<br />

En sexto y séptimo lugar: De papá y yo será mejor que no diga mucho. El primero es el más<br />

mo<strong>de</strong>sto <strong>de</strong> toda la mesa. Siempre se fija en primer lugar si todos los <strong>de</strong>más ya tienen. No necesita<br />

nada, lo mejor es para los jóvenes. Es la bondad personificada, y a su lado se sienta el terremoto <strong>de</strong><br />

la Casa <strong>de</strong> atrás.<br />

Dussel: Se sirve, no mira, come, no habla. Y cuando hay que hablar, que sea sobre la comida,<br />

así no hay disputa, sólo presunción. Deglute raciones enormes y nunca dice que no: tanto en las buenas<br />

como también bastante poco en las malas.<br />

Pantalones que le llegan hasta el pecho, chaqueta roja, zapatillas negras <strong>de</strong> charol y gafas <strong>de</strong><br />

concha: así se lo pue<strong>de</strong> ver sentado frente al pequeño escritorio, eternamente atareado, no<br />

avanzando nunca, interrumpiendo su labor sólo para dormirse su siestecita, comer y... acudir a su<br />

lugar preferido: el retrete. Tres, cuatro, cinco veces al día hay alguien montando guardia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la<br />

puerta, conteniéndose, impaciente, balanceándose <strong>de</strong> una pierna a otra, casi sin aguantar más. ¿Se<br />

da por enterado? En absoluto. De las siete y cuarto a las siete y media, <strong>de</strong> las doce y media a la una,<br />

<strong>de</strong> las dos a las dos y cuarto, <strong>de</strong> las cuatro a las cuatro y cuarto, <strong>de</strong> las seis a las seis y cuarto y <strong>de</strong><br />

las once y media a las doce. Es como para apuntárselo, porque son sus «horas fijas <strong>de</strong> sesión», <strong>de</strong><br />

las que no se aparta. Tampoco hace caso <strong>de</strong> la voz implorante al otro lado <strong>de</strong> la puerta, que presagia<br />

una catástrofe inminente.<br />

La novena no forma parte <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> atrás, pero sí es una convecina y<br />

comensal. Bep tiene un buen apetito. No <strong>de</strong>ja nada, no es quisquillosa. Todo lo come con gusto, y<br />

eso justamente nos da gusto a nosotros. Siempre alegre y <strong>de</strong> buen humor, bien dispuesta y<br />

bonachona: ésos son sus rasgos característicos.<br />

Martes, 10 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1943<br />

Querida Kitty.<br />

Una nueva i<strong>de</strong>a: en la mesa hablo más conmigo misma que con los <strong>de</strong>más, lo cual resulta<br />

ventajoso en dos aspectos. En primer lugar, a todos les agrada que no esté charlando continuamente,<br />

y en segundo lugar no necesito estar irritándome a causa <strong>de</strong> las opiniones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Mi propia<br />

opinión a mí no me parece estúpida, y a otros sí, <strong>de</strong> modo que mejor me la guardo para mí. Lo mismo<br />

hago con la comida que no me gusta: pongo el plato <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí, me imagino que es una comida<br />

<strong>de</strong>liciosa, la miro lo menos posible y me la como sin darme cuenta. Por las mañanas, al levantarme -<br />

otra <strong>de</strong> esas cosas nada agradables-, salgo <strong>de</strong> la cama <strong>de</strong> un salto, pienso «en seguida pue<strong>de</strong>s<br />

volver a meterte en tu camita», voy hasta la ventana, quito los paneles <strong>de</strong> oscurecimiento, me quedo<br />

aspirando el aire que entra por la rendija y me <strong>de</strong>spierto. Deshago la cama lo más rápido posible,<br />

para no po<strong>de</strong>r caer en la tentación. ¿Sabes cómo lo llama mamá? «El arte <strong>de</strong> vivir.» ¿No te parece<br />

graciosa la expresión?<br />

Des<strong>de</strong> hace una semana todos estamos un poco <strong>de</strong>sorientados en cuanto a la hora, ya que por<br />

lo visto se han llevado nuestra querida y entrañable campana <strong>de</strong> la iglesia para fundirla, por lo que ya<br />

no sabemos exactamente qué hora es, ni <strong>de</strong> día, ni <strong>de</strong> noche. Todavía tengo la esperanza <strong>de</strong> que<br />

inventen algo que a los <strong>de</strong>l barrio nos haga recordar un poco nuestra campana, como por ejemplo un<br />

artefacto <strong>de</strong> estaño, <strong>de</strong> cobre o <strong>de</strong> lo que sea.<br />

Vaya a don<strong>de</strong> vaya, ya sea al piso <strong>de</strong> arriba o al <strong>de</strong> abajo, todo el mundo me mira extrañado<br />

los pies, que llevan un par <strong>de</strong> zapatos verda<strong>de</strong>ramente hermosos para los tiempos que corren. Miep<br />

los ha encontrado en una tienda por 27,50 florines. Color vino, <strong>de</strong> piel <strong>de</strong> ante y cuero y con un tacón<br />

bastante alto. Me siento como si anduviera con zancos y parezco mucho más alta <strong>de</strong> lo que soy.<br />

Ayer fue un día <strong>de</strong> mala suerte. Me pinché el pulgar <strong>de</strong>recho con la punta gruesa <strong>de</strong> una aguja.<br />

En consecuencia, Margot tuvo que pelar las patatas por mí (su lado bueno <strong>de</strong>bía tener) y yo casi no<br />

podía escribir. Luego, con la cabeza me llevé por <strong>de</strong>lante la puerta <strong>de</strong>l armario y por poco me caigo,<br />

pero me cayó una regañina por hacer tanto ruido y no podía hacer correr el agua para mojarme la<br />

frente, por lo que ahora tengo un chichón gigantesco<br />

encima <strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong>recho. Para colmo <strong>de</strong> males, me enganché el <strong>de</strong>do pequeño <strong>de</strong>l pie <strong>de</strong>recho<br />

en el extremo <strong>de</strong> la aspiradora. Me salía sangre y me dolía, pero no tenía n¡ punto <strong>de</strong> comparación<br />

con mis otros males. Ahora lamento que haya sido así, porque el <strong>de</strong>do <strong>de</strong>l pie se me ha infectado, y<br />

tengo que ponerme basilicón y gasas y esparadrapo, y no puedo ponerme mis preciosos zapatos.<br />

Karneeval Biblioweb – Libros Gratis 57 http://ar.geocities.com/krnv_bweb

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