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<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />
cambiarme; todos los libros que leo tienen que pasar por la censura. A <strong>de</strong>cir verdad, la censura no es<br />
nada estricta y me <strong>de</strong>jan leer<br />
casi todo, pero nos molestan los comentarios y observaciones, más todas las preguntas que<br />
nos hacen todo el día.<br />
Hay otra cosa que no les agrada, sobre todo en mí: que ya no quiera estar todo el tiempo<br />
dando besitos aquí y allá. Los múltiples sobrenombres melosos que inventan me parecen tontos, y la<br />
predilección <strong>de</strong> papá por las conversaciones sobre ventosida<strong>de</strong>s y retretes, asquerosa. En resumidas<br />
cuentas, me gustaría per<strong>de</strong>rlos <strong>de</strong> vista un tiempo, pero no lo entien<strong>de</strong>n. No es que se lo hayamos<br />
propuesto; nada <strong>de</strong> eso, <strong>de</strong> nada serviría, no lo enten<strong>de</strong>rían en absoluto.<br />
Aun anoche Margot me <strong>de</strong>cía: «¡Estoy tan aburrida <strong>de</strong> que al más mínimo suspiro ya te<br />
pregunten si te duele la cabeza o si te sientes mal!»<br />
Para las dos es un duro golpe el que <strong>de</strong> repente veamos lo poco que queda <strong>de</strong> todo ese<br />
ambiente familiar y esa armonía que había en casa. Pero esto <strong>de</strong>riva en gran medida <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>squiciada situación en que nos encontramos. Me refiero al hecho <strong>de</strong> que nos tratan como a dos<br />
chiquillas por lo que respecta a las cosas externas, mientras que somos mucho más maduras que las<br />
chicas <strong>de</strong> nuestra edad en cuanto a las cosas internas. Aunque sólo tengo catorce años, sé muy bien<br />
lo que quiero, sé quién tiene razón y quién no, tengo mi opinión, mi modo <strong>de</strong> ver y mis principios, y<br />
por más extraño que suene en boca <strong>de</strong> una adolescente, me siento más bien una persona y no tanto<br />
una niña, y me siento totalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> cualquier otra persona. Sé que sé <strong>de</strong>batir y discutir<br />
mejor que mamá, sé que tengo una visión más objetiva <strong>de</strong> las cosas, sé que no exagero tanto como<br />
ella, que soy más or<strong>de</strong>nada y diestra y por eso -ríete si quieres- me siento superior a ella en muchas<br />
cosas. Si quiero a una persona, en primer lugar <strong>de</strong>bo sentir admiración por ella, admiración y respeto,<br />
y estos dos requisitos en mamá no veo que se cumplan en absoluto.<br />
Todo estaría bien si al menos tuviera a Peter, porque a él lo admiro en muchas cosas. ¡Ay, qué<br />
chico tan bueno y tan guapo!<br />
Tu <strong>Ana</strong> M. <strong>Frank</strong><br />
Sábado, 18 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1944<br />
Querida Kitty:<br />
A nadie en el mundo le he contado tantas cosas sobre mí misma y sobre mis sentimientos<br />
como a ti. Entonces, ¿por qué no habría <strong>de</strong> contarte algo sobre cosas sexuales?<br />
Los padres y las personas en general se comportan <strong>de</strong> manera muy curiosa al respecto. En<br />
vez <strong>de</strong> contarles tanto a sus hijas mujeres como a sus hijos varones a los doce años todo lo que hay<br />
para contar, cuando surgen conversaciones sobre el tema obligan a sus hijos a abandonar la<br />
habitación, y que se busquen por su cuenta la información que necesitan. Cuando luego los padres<br />
se dan cuenta <strong>de</strong> que sus hijos están enterados <strong>de</strong> algunas cosas, creen que los críos saben más o<br />
menos <strong>de</strong> lo que saben en realidad. ¿Por qué no intentan en ese momento recuperar el tiempo<br />
perdido y preguntarles hasta dón<strong>de</strong> llegan sus conocimientos?<br />
Existe un obstáculo consi<strong>de</strong>rable para los adultos -aunque me parece que no es más que un<br />
pequeño obstáculo-, y es que temen que los hijos supuestamente ya no vean al matrimonio como<br />
algo sagrado e inviolable, si se enteran <strong>de</strong> que aquello <strong>de</strong> la inviolabilidad son cuentos chinos en la<br />
mayoría <strong>de</strong> los casos. A mi modo <strong>de</strong> ver, no está nada mal que un hombre llegue al matrimonio con<br />
alguna experiencia previa, porque ¿acaso tiene eso algo que ver con el propio matrimonio?<br />
Cuando acababa <strong>de</strong> cumplir los doce años, me contaron lo <strong>de</strong> la menstruación, pero aún no<br />
tenía la más mínima noción <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía ni qué significaba. A los doce años y medio ya me<br />
contaron algo más, ya que Jacque no era tan estúpida como yo. Yo misma me imaginé cómo era la<br />
cohabitación <strong>de</strong>l hombre y la mujer, pero cuando Jacque me lo confirmó, me sentí bastante orgullosa<br />
por haber tenido tan buena intuición.<br />
Aquello <strong>de</strong> que los niños no salen directamente <strong>de</strong> la panza, también lo supe por Jacque, que<br />
me dijo sin más vueltas: «El producto acabado sale por el mismo lugar por don<strong>de</strong> entra la materia<br />
prima.»<br />
El himen y algunas otras cosas específicas las conocíamos Jacque y yo por un libro sobre<br />
educación sexual. También sabía que se podía evitar el tener hijos, pero seguía siendo un secreto<br />
para mí cómo era todo aquello por <strong>de</strong>ntro. Cuando llegamos aquí, papá me habló <strong>de</strong> prostitutas, etc.,<br />
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