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Letra - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina

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El vivir del varón justo —como de la mujer prudente— con mesura, prepara<br />

el tránsito definitivo y contribuye a abrir las puertas de la bienaventuranza<br />

eterna, como se lee en los Proverbios y en los Salmos, como ha intentado hacer<br />

comprender Manrique:<br />

La sabiduría del varón prudente está en conocer bien su camino;<br />

la imprudencia de los insensatos anda descaminada.<br />

(Proverbios 14,8)<br />

El temor del Señor es una fuente de vida. .. (Proverbios<br />

14,27)<br />

El que confía en el Señor, al monte de Sión es semejante,<br />

que no se mueve y dura para siempre. (Salmos 124, 1).<br />

Vivir y morir son dos momentos cruciales para cada ser, y entran en el ordenamiento<br />

del mundo. Recordará el Eclesiastés:<br />

Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo<br />

del cielo pasa en el término que se le ha prescripto.<br />

Hay tiempo de nacer y tiempo de morir... (Eclesiastés<br />

3, 1 y 2).<br />

Pero vivir y morir resultan también dos aspectos del tiempo, que se inscriben<br />

en un tiempo-vida y en un tiempo-eternidad, aquél corno preparación para<br />

éste y no como mero marco exterior del vivir. Por eso el tiempo, aliado en<br />

alguna medida de la muerte, pero en última instancia de la eternidad, va desvaneciendo<br />

paso a paso todo cuanto en aquélla no puede entrar.<br />

Aunque inspiradas en la muerte de un personaje, de acuerdo con una tradición<br />

—que llega a nuestros días en el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez<br />

Mejía, de Federico García Lorca—, más que un planto —según la forma<br />

antigua— o llanto —según la actual—, más que un lamento o un poema de la<br />

muerte, las Coplas debieran considerarse como un poema de la vida, porque<br />

es a partir de la muerte, de "una" muerte de alguien muy querido, que el poeta<br />

ha conocido y comprendido cabalmente, y hecho conocer y comprender así a<br />

la vida. Aunque impregnadas de melancolía, no son un poema del dolor, sino<br />

de la resignación y la serenidad frente al dolor.<br />

La crítica ha creído encontrar un tono incierto en las Coplas, por su<br />

comienzo elegíaco y su final de oda renacentista, y ha creído ver la causa en<br />

la influencia de las letras coetáneas 13, aún fluctuantes entre las formas literarias,<br />

anticipadamente renacentistas y las cerradamente medievales. Aunque el criterio<br />

expuesto puede ser acertado en algún aspecto, cabe preguntarse si no habrá que<br />

acudir una vez más a la Sagrada Escritura, y buscar allí la fuente de la resignación<br />

en el poeta y de su actitud, que desde lo elegíaco se eleva hasta la<br />

exaltación. El Eclesiástico alecciona acerca de la tristeza y de la aflicción por<br />

los muertos:<br />

18 KRAUSE, ANNA, Jorge Manrique and the cult af death in the cuatrocientos. Berkeley,<br />

California, University of California Press, 1937, p. 127.<br />

— 113 —

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