Letra - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina
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EL TIEMPO Y LA MUERTE EN UN SONETO DE QUEVEDO<br />
Es nuestra intención analizar el soneto de Quevedo que lleva el número<br />
11 en la edición de José Manuel Blecua ( Editorial Castalia, Madrid,<br />
1969). Esta composición es de las más estudiadas de nuestro poeta por ser<br />
fiel representante de toda una línea dentro de su pensamiento lírico. El<br />
tema, bien captado por el epigrafista del siglo XVII, es uno de los tópicos<br />
más constantes, tanto de la evolución particular de la poesía quevediana,<br />
cuanto de toda la cosmovisión barroca, que plasma en este soneto una de sus<br />
principales preocupaciones: el tiempo, y, por tanto, la muerte.<br />
Si el tiempo es uno de los temas más acuciantes para el hombre de<br />
todas las épocas, es en el barroco cuando encuentra la tradición occidental<br />
su formulación más angustiante, al caer el sentido cristiano de la muerte<br />
en una crisis de la cual aún hoy se ha hecho difícil recuperarse. El hombre<br />
medieval, al sentir la muerte como un paso entre dos estados diferentes de<br />
vida, le quita al pensamiento temporal el carácter agobiante: aunque el<br />
tiempo conduzca irremediablemente a la muerte, ésta nos salva ofreciéndonos<br />
la vida eterna; por tanto, podemos esperar confiados el paso del tiempo,<br />
puesto que finalmente nos llevará a morar en la felicidad constante. Pero en<br />
el barroco esta constancia deja de ser tal, y se infiltra en el alma del hombre<br />
el sentimiento que podríamos denominar la idea lucreciana de la muerte.<br />
El nexo entre la vida y la muerte es el tiempo, y entre éste y aquélla se<br />
abre un espacio tenebroso en el que el alma siente su abismo; aunque<br />
no se llegue todavía a formular la negación de ese otro plano, sino que sólo se<br />
sienta su problematicidad. Por tanto, las meditaciones barrocas sobre el tema<br />
van a reiterarse hasta configurar toda una línea de pen.samiento que se<br />
proyecta hasta nuestra contemporaneidad.<br />
Muchas cosas podrían agregarse y precisarse en este esquema un tanto<br />
simplista, pero nuestra intención es solamente centrar la cuestión en el<br />
contexto espiritual en el momento en que Quevedo escribe su obra, y a partir<br />
de ella retomar nuevamente el problema para hacer las precisiones que correspondan.<br />
Consecuentes con este propósito, comencemos con el análisis del<br />
soneto, recordando primero el texto tal como consta en El Parnaso Español,<br />
de 1648.<br />
Vivir es caminar breve jornada,<br />
y muerte viva es, Lico, nuestra vida,<br />
ayer al frágil cuerpo amanecida,<br />
cada instante en el cuerpo sepultada.<br />
Nada que, siendo, es poco, y será nada<br />
en poco tiempo, que ambiciosa olvida;<br />
pues, de la vanidad mal persuadida,<br />
anhela duración, tierra animada.<br />
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