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Letra - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina

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culto de la sensualidad refinada. A través del diálogo se desnudan las almas y<br />

la declaración de una adolescente descubre, por ejemplo, el primer rasgo:<br />

...Y tanto más, cuanto que usted no tiene fortuna y la fortuna es hoy<br />

indispensable en Buenos Aires. Sin fortuna la vida debe ser abominable. Al<br />

menos yo no la concibo." 6<br />

"...Yo soy una mujer que ama mucho el mundo y el lujo... Necesito un<br />

marido que sea capaz de proporcionarme todos mis gustos... Deje que se<br />

presente, y entre tanto, ámeme..." 7<br />

El encumbramiento con sus secuelas de rechazos queda ilustrado con el<br />

relato de otra de las figuras:<br />

"De repente... "iMalheurr me divisa, me conoce entre la ola de la<br />

muchedumbre y me grita: —¡Señor Montifiori, paisano, compatriota, venga a<br />

salvarme, me quieren llevar a la comisaría! ¡Figúrese usted, doctor, yo iba en<br />

en aquel momento nada menos que del brazo de ese espléndido Prince de Trois<br />

Lunes, un homme charmant, comete ciceronél Salíamos de Bignon, era imposible<br />

codearme con aquel rastagouére guaraní...— c'est un parvenu, je rae le<br />

connais izas . .." 8<br />

El nuevo sensualismo en la caracterización directa de Montifiori:<br />

• • • era un epicúreo, y por eso, el salón de Fernandl era renombrado por<br />

el gusto... Montifiori pasaba con razón por un gourmet de estirpe, por un<br />

paladar maestro para catar una becasa au madére, servida sobre un plato de<br />

Saxe. Y así aquel gran vividor, acostumbrado a mirar los zafiros y rubíes de<br />

sus anillos de oro mate al través del diáfano cristal, lleno con los topacios líquidos<br />

del Sauterne, y a saborear la nube perfumada del tabaco de Cuba, debía<br />

sufrir mucho, cuando mi tía Medea, a quien frecuentaba, lo sentaba a su<br />

mesa..." 9.<br />

Este capítulo brillantemente resuelto constituye el más extenso friso de la<br />

novela y el cierre de una primera unidad presentativa muy lograda. Desde este<br />

punto fuertes dosis de resentimiento empañan la ficció-A: desahogos anticlericales<br />

en el burdo retrato del fraile que asiste a Medea, crudeza naturalista en<br />

la descripción de la agonía —desconcertante en un escritor que rechaza esas<br />

técnicas de Zola—, denuncia exasperada en la escena del cementerio:<br />

"¡Cuánta vana pompa! ¡Cómo podía medirse allí junto a los mamarrachos<br />

de la marmolería criolla, la imbecilidad y la soberbia humanas. Allí la tumba<br />

pomposa de un estanciero... muchas leguas de campo, muchas vacas; los cueros<br />

y las lanas han levantado ese mausoleo que no es ni el de Moreno, ni el de<br />

García, ni el de los guerreros, ni el de los grandes hombres de letras" ".<br />

La cita pretende ilustrar el cambio estilístico: la ingeniosa sugerencia de<br />

la ironía deja paso al sarcasmo; la sonrisa volteriana se ha convertido en<br />

mueca amarga.<br />

6 Ibídem. Cap. XI, p. 131.<br />

7 Miden/. Cap. XI, pp. 134/135.<br />

8 Ibídem. Cap. XI, p. 128.<br />

9 Ibídem. Cap. XI, p. 125.<br />

10 Ibídem. Cap. XII, p. 151.<br />

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