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Letra - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina

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—No, querubín; no voy a Zaragoza. ¿Tú sabes dónde puedo comprar tres<br />

cuartos de tomates?<br />

—Sí, señor; venga conmigo.<br />

• . .<br />

,El niño le había dicho:<br />

—¿Me permite que le acompañe unos hectómetros?<br />

• • •<br />

El viajero le alarga la mano, y el niño la rehúye.<br />

—Es que la tengo sucia, ¿sabe usted?<br />

—Anda, ¡no seas tonto! ¿Qué más da?<br />

El niño mira por el suelo.<br />

—Es que me ando siempre con el dedo en la nariz.<br />

—¿Y eso qué importa? Ya te he visto. Yo también me hurgo, algunas veces,<br />

con el dedo en la nariz. Da mucho gusto, ¿verdad?<br />

—Sí, señor; mucho gusto—."<br />

El viajero también se acerca a los niños enfermos, siguiendo siempre esa<br />

característica suya que es preferir a los relegados, a los disminuidos.<br />

"Un niño enfermo lee, sentado al sol, los cuentos de Andersen en un libro<br />

hermoso, encuadernado en cartoné. Cuando pasa el viajero, levanta la cabeza y<br />

mira. Es un niño moreno, de pelo rizo, con los ojos oscuros, la tez pálida y la<br />

sonrisa elegante, prematuramente amarga. Está baldado de cintura abajo, sentado<br />

siempre en su silloncito de mimbre. El viajero le dice que qué tal está y<br />

el niño le responde que bien, muchas gracias, que tomando un poco de sol.. .".<br />

Los niños son independientes, primitivos, anti-sociales:<br />

"El viajero, mientras baja, hablando y fumando un pitillo con el pastor,<br />

ve a lo lejos un niño con aire salvaje, con el pelo cayéndole sobre la nuca y el<br />

pecho al aire. El niño está parado, de pie sobre una piedra, a unos cien pasos<br />

de distancia. El viajero lo llama y el niño ni se mueve, ni contesta. El pastor<br />

aconseja al viajero que lo deje.<br />

—No le haga caso, yo lo conozco bien. Ese es uno de El Olivar que le dicen<br />

Saturnino. Anda siempre por ahí, a ver lo que caza. Es un chico muy guitarra,<br />

muy retoriquero; es un buen pardal. Yo, el año pasado, a poco más lo derribo<br />

de un cantazo. Me faltaron dos corderuelos de socesto y para mí que fue él<br />

quien se los llevó.<br />

—¿Y está siempre en el monte?<br />

—Sí, señor, siempre; es igual que un garduño, hasta tiene el pelo garduño.<br />

Pero lo que yo digo, ya lo domarán en las quintas. Vamos, si está apuntado;<br />

ése, a lo mejor, ni está apuntado".<br />

Los MENDIGOS<br />

Los mendigos en los que repara el viajero reciben los malos tratos de la<br />

gente. De ellos se burlan y de ellos las gentes hacen objetos para su agresividad.<br />

Su actitud es pasiva, resignada, sin esperanza.<br />

"...Por el andén pasa un mendigo barbudo recogiendo colillas. Se llama<br />

León y lleva unas alpargatas color azul celeste. Un hombre le dice: Ven, León,<br />

que te tengo mucho cariño. ¿Quieres un pitillo? Cuando León se le acerca, le<br />

da una bofetada que suena como un trallazo. Todos se ríen mientras León, que<br />

no ha dicho una palabra y que lleva los ojos llenos de lágrimas, como un niño,<br />

se marcha silencioso, mirando para el suelo, agachándose de trecho en trecho<br />

— 7 —

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