Letra - Biblioteca Digital - Universidad Católica Argentina
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EL VIAJERO: ÉL MISMO<br />
La esencia del viajero es andar. Es por esto que su nombre no tiene importancia:<br />
es desde el principio al final, el viajero. Incluso, cuando hay oportunidad<br />
de nombrarlo, se rehúye hacerlo.<br />
"El amigo de Martín tenía un alquiler de bicicletas. Martín hizo la presentación:<br />
—Aquí, un señor de Madrid; aquí, Paco, al que decimos el Piñón Libre.<br />
Este chico bien entrenado sería un Delio Rodríguez."<br />
41C<br />
...El viajero da su nombre y el alcalde el suyo: el alcalde se llama don<br />
Mónico Fernández Toledano, y es abogado y administrador del conde...".<br />
El viajero es presentado totalmente libre, desligado de una sociedad: no<br />
sabemos nada de su vida, de su trabajo y apenas si conocemos algo de su familia.<br />
"...El viajero está casado. Los viajeros casados, cuando se echan a<br />
andar, tienen siempre, a última hora, una persona que les calienta el desayuno,<br />
que les da conversación mientras se afeitan a la estremecida luz eléctrica de<br />
la mañana".<br />
Además, él mismo se ve y se siente solo como viajero y así lo dice:<br />
"—Oiga, ¿usted a qué se dedica?<br />
—Pues... ¡ya ve usted! Yo ando a la que salte.<br />
—No, no, como si se lo preguntase la guardia civil. ¿Usted a qué se dedica?<br />
El viajero no sabía qué contestar."<br />
El destino del viajero es siempre andar, no quedarse, renunciar a prometedoras<br />
comodidades, a lugares acogedores, a gente amable.<br />
"Al viajero, como era de esperar, le parece muy bien lo de la merienda.<br />
Tiene hambre y en casa de Arbeteta se toma un vaso de leche espesa, de color<br />
de manteca, y un pedazo de pan blanco, macizo, tierno, de dos palmos de<br />
tamaño. Con la barriga llena, el viajero se torna sentimental. Lo nota y corta<br />
por lo sano.<br />
—¿Vamos a lo de la Sinagoga?<br />
—Vamos, si usted gusta.<br />
El viajero empezaba a pensar, después de la merienda, en pajaritos silbadores,<br />
mariposas gentiles, niños errabundos y otras zarandajas. Las panzas<br />
llenas es lo que tienen: que pueblan la mente de ideas de señorita catequista".<br />
"El viajero, sentado a la mesa de don Severino, se hubiera estado toda la<br />
vida.<br />
—Por aquí hay más de setecientas especies aromáticas diferentes; ésa es<br />
quizá la causa de la calidad de la miel.<br />
—Claro...<br />
Al viajero le invade un sopor peligroso. En la mecedora del médico de<br />
Budia se está demasiado bien. Hacia el mediodía de nuevo a la calle, con ánimo<br />
de echarse al campo en seguida...".<br />
El quedarse es para el viajero algo así como un vicio, algo malo contra lo<br />
que hay que luchar, aunque deje tristeza y dolor.<br />
"El viajero bebe un cuenco de leche de oveja, que ha ofrecido una de las<br />
mujeres. Después se despide y se va. El camino se ha hecho para andar y el<br />
sentarse al borde del camino, a hablar con la gente, acaba enviciando."<br />
...Hay, a veces, temibles sensaciones de bienestar capaces de derribar<br />
montañas; contra ellas hay que luchar con valor, como contra un enemigo.<br />
Después, cuando pasa el tiempo, se nota como una gotita de acíbar en el<br />
corazón...".<br />
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