Subasta super especial Bicentenario

Carlos Gorriarena
Los recursos plásticos utilizados por Carlos Gorriarena
en esta obra titulada “La Siesta” son inagotables.
La riqueza del lenguaje visual radica en la utilización
de dos estilos que se conjugan y contraponen pero
a la vez, unidos, crean una tensión compositiva.
Si observamos la figura recostada sobre el sofá –tema
central de esta pintura– su tratamiento responde al
expresionismo en el cual los colores complementarios,
sumados a las formas casi barrocas, provocan un gran
impacto visual. Esta riqueza cromática, las líneas abigarradas
casi decorativas de la camisa del hombre recostado,
remiten sin lugar a dudas a la pasión que provocó en
el artista el grupo Holandés Cobra, movimiento artístico
que incentivó una verdadera ruptura en el lenguaje
del pintor, provocando una vital gestualidad en la pincelada,
rica en ritmos visuales inherentes a la personalidad
del Gorriarena.
A su vez, el tratamiento del fondo es completamente
distinto del utilizado en la figura central; el pintor
lo resuelve con el uso de planos de colores vibrantes
e incorporando la arena, logrando texturas táctiles y visuales.
Este último recurso es un rastro de su paso por el
informalismo en su primera etapa de artista plástico.
Es así que la obra logra atrapar la mirada del espectador,
en el cual articula el espacio interior y exterior de
sus personajes trascendiendo el clima intimista que el
tema propone.
El notable creador es una de las figuras troncales
que jamás abandonó la pintura. Su oficio fue el de comprometerse
estrechamente con la realidad circundante,
y se sitúa así en la escenografía de lo contemporáneo y
de la vanguardia de nuestro arte nacional.
Finalmente, cabe destacar que esta obra formó parte
del envío al Premio Fundación Alfredo y Amalia
Fortabat del año 1984.
Buenos Aires, Argentina, 1925-2007.
Se formó en los talleres de Urruchúa, Berni y Lucio
Fontana. De primera impresión no determina el espectador
los límites formales de la obra, siempre bañada
por un colorido luminoso y expresivo. Su figuración
pictórica parece la huella de un súbito arrebato de júbilo
o de ira. Sin embargo, una segunda mirada nos
anuncia el juicioso dominio de unos recursos plásticos
que permiten a Gorriarena expresar su crítica y su ironía
frente a una sociedad que desfigura al ser humano
mismo y lo convierte en objeto de mercado, de intercambio.
Como un observador sagaz, Carlos Gorriarena
pinta poses, gestos, disimulos, maneras de comportamiento
que reflejan en unos casos la desfachatez de
políticos, diputados, militares y religiosos o hipocresía
circundante. Premios obtenidos: 1984: Primer Premio
Pintura, Museo Sivori. 1986: Gran Premio de Honor,
2