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Vol 3. Nº 1. 2003 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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El regreso <strong>de</strong> lo cultural. Diversidad cultural y práctica médica en el S. XXI11quiatría -, hasta la crisis <strong>de</strong>l petróleo <strong>de</strong> 1975,ni por su precoz y brillante aportación a la gestión<strong>de</strong>l riesgo (CASTEL, 1981), sino porqueel edificio <strong>de</strong> su concepto <strong>de</strong> <strong>de</strong>safiliación,pasa por una suerte <strong>de</strong> nihilismo respecto a lareconstrucción <strong>de</strong> las relaciones societales quese <strong>de</strong>smiente cada día en torno a los movimientos<strong>de</strong> agrupamiento y <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>nuevas i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s y movimientos sociales característicos<strong>de</strong>l sector salud, como los grupos<strong>de</strong> ayuda mutua, y que tienen su correlato enformas muy complejas <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> sociabilidad- y <strong>de</strong> construcción cultural en la sociedadmo<strong>de</strong>rna. 25 En ningún caso Castel seplanteó, a finales <strong>de</strong> los setenta, que el problema<strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l bienestar había<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser un problema <strong>de</strong> cantidad basadoen indicadores sanitarios, para serlo <strong>de</strong> calida<strong>de</strong>n la atención. Eso significa que el problemano es tanto que el proyecto biomédico no hayatriunfado y sus valores hayan sido embodiedpor la población, como que ahora la <strong>de</strong>manda<strong>de</strong> ayuda <strong>de</strong> la población al sistema ya no correspon<strong>de</strong>a las priorida<strong>de</strong>s tradicionales,como la atención a la enfermedad aguda, a losacci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> trabajo, al hambre y a la pobreza,sino los malestares <strong>de</strong> una sociedad teóricamente"sana" entendida esta como una sociedadque ha disminuido la mortalidad porinfecto contagiosas y la morbimortalidad infantily materna, y ha aumentado dos o tresveces la esperanza <strong>de</strong> vida y a la que pue<strong>de</strong>naplicarse los aforismos aquellos <strong>de</strong> que lasalud es un estadio transitorio que no presagianada bueno, o el <strong>de</strong> que un hombre sano essimplemente un enfermo que ignora su condición…Cuando Menén<strong>de</strong>z, formuló en 1978 lascaracterísticas <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo médico, olvidamosque lo pensó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su experiencia sobredos países sin estado <strong>de</strong>l bienestar (México yArgentina), y en un momento en que en otros- la propia España -, discutían el <strong>de</strong>spliegue<strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo, cuando en Francia, Alemania,Gran Bretaña y Suecia ya habían alcanzadosus objetivos <strong>de</strong> manera que nuestros objetivosno podían ser presentados sino como unperiodo <strong>de</strong> transición, relativamente breve -un cuarto <strong>de</strong> siglo -, tras el cual nos habríamos<strong>de</strong> confrontar con las nuevas necesida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una sociedad "sana". 26Quería llegar aquí puesto que el <strong>de</strong>batesobre la diversidad en salud y sobre el papel <strong>de</strong>lo cultural, surge en dos circunstancias históricasdistintas. La primera es el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong>lproyecto <strong>de</strong> la biomedicina y la salud públicaen países no occi<strong>de</strong>ntales que no tienen porquecompartir los rasgos ju<strong>de</strong>o cristianos o ilustradoscaracterísticos <strong>de</strong> la articulación entre elmo<strong>de</strong>lo médico y el pensamiento liberal occi<strong>de</strong>ntal.Aun en mi mo<strong>de</strong>sto conocimiento <strong>de</strong>Japón, es evi<strong>de</strong>nte que el proceso <strong>de</strong> medicalizaciónen Oriente adquiere unas característicasidiosincrásicas que permiten poner encuestión el etnocentrismo con que los occi<strong>de</strong>ntaleslo concebimos, 27 y casi no hace faltainsistir en el papel que ha jugado laAntropología cultural en el <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> serviciossanitarios en el llamado Tercer Mundo.La segunda circunstancia es distinta y se refiereal problema que plantea hoy en los países<strong>de</strong>sarrollados una <strong>de</strong>manda cualitativamentesesgada basada en cuidados <strong>de</strong> salud, enfermeda<strong>de</strong>scrónicas y <strong>de</strong>generativas, y medicalización<strong>de</strong> malestares y formas <strong>de</strong> aflicción en todala población, así como los problemas que planteala diversidad cultural - actualmente percibidapor el impacto <strong>de</strong> la inmigración comunitaria-, en la relación comunicativa que se produceentre el <strong>de</strong>mandante <strong>de</strong> servicios y los profesionalesque los ofrecen. 28 Los límites <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lomédico hegemónico y su negación <strong>de</strong> lo cultural,se ponen <strong>de</strong> manifiesto por dos bandas: porla banda alta la que correspon<strong>de</strong>, simplificandoa las clases altas y medias y a los sectores másprósperos <strong>de</strong>l proletariado porque no respon<strong>de</strong>a<strong>de</strong>cuadamente a los cambios culturales en lasrepresentaciones <strong>de</strong> la salud y <strong>de</strong> la enfermedad;por la banda baja, porque la sofisticación <strong>de</strong>l

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