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Vol 3. Nº 1. 2003 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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62Leticia M. Ferreira y Angel Martínez Hernáez<strong>de</strong>l sistema asistencial en forma <strong>de</strong> expectativasterapéuticas y estrategias <strong>de</strong> controlsocial que se asocian en el caso aquí planteado(como en muchos otros) con el confinamientoy la pérdida <strong>de</strong> la ciudadanía, la privacidady la i<strong>de</strong>ntidad social previa <strong>de</strong> estosactores.Tras el ingreso, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una estanciacorta en la unidad <strong>de</strong> agudos, estos pacientesse vieron abocados a habitar alguno <strong>de</strong> losdormitorios <strong>de</strong> los pabellones <strong>de</strong> crónicos <strong>de</strong>lHPSP, caracterizados todos ellos por ser espaciosobscuros, fríos y húmedos. Con losaños, sus cuerpos y sus ropas se fueron adaptandoa este territorio <strong>de</strong> reclusión en don<strong>de</strong>cualquier actividad está reglada: comer,dormir, recibir la medicación, la hora <strong>de</strong>lpaseo. Su tiempo se vio marcado por estassecuencias circulares cotidianas que <strong>de</strong>janespacio sólo a algunos momentos <strong>de</strong> innovación:un nuevo pantalón o chaqueta regalo <strong>de</strong>la beneficencia, <strong>de</strong> sus familiares (si loshabía) o producto <strong>de</strong> su propia renta que sustituíalas antiguas ropas, en muchos casos <strong>de</strong>fecadasy orinadas, una pepsi-cola comoregalo <strong>de</strong> algún profesional, familiar o visitante,la fiesta <strong>de</strong> Navidad, etc.Con el paso <strong>de</strong>l tiempo, la mayoría <strong>de</strong> losinternos constituyeron su mundo enteramentea partir <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong>l hospital y<strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong>l pasado. A pesar <strong>de</strong> la recientepolítica <strong>de</strong> puertas abiertas, pocos selanzaron a la aventura <strong>de</strong> traspasar el umbral<strong>de</strong>l manicomio. Los comportamientos másfrecuentes fueron <strong>de</strong>ambular sin rumbo fijodurante las horas <strong>de</strong> paseo y/o permanecer enel umbral <strong>de</strong> la institución, como en el caso<strong>de</strong> Ulisses, un antiguo camionero que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la puerta pedía una pepsi-cola a los transeuntes<strong>de</strong> la calle adyacente o a los diversos sujetosque entraban o salían <strong>de</strong>l HPSP. A pesar<strong>de</strong> que sólo con gran dificultad y en pocoscasos traspasaban el umbral <strong>de</strong>l hospital,entre los afectados era habitual que verbalizasensu <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> la institución ymuchas veces imaginaban que sus familiaresvenían a recogerlos; familiares que en la mayoría<strong>de</strong> los casos habían <strong>de</strong>sistido <strong>de</strong> visitarlosy que constituían ya sólo personajes ymundos imaginarios. El caso <strong>de</strong> Greta es significativoen este sentido.Con una historia <strong>de</strong> internamiento <strong>de</strong> más<strong>de</strong> veinticinco años, Greta pasea por el HPSPsiempre muy maquillada, como una actrizantigua <strong>de</strong> cine mudo. Dedica su tiempo a lapoesía y al dibujo, hasta el punto <strong>de</strong> haberpublicado durante su permanencia en la instituciónun libro <strong>de</strong> poemas. Sus dibujos, <strong>de</strong>extraordinaria calidad, rememoran imágenes<strong>de</strong> su juventud: siempre rostros <strong>de</strong> mujeresjóvenes con gran<strong>de</strong>s ojos, pendientes y peinadossofisticados que, curiosamente, notienen nombres propios. Sólo dibuja los rostros,nunca los cuerpos. Greta no habla con elresto <strong>de</strong> los pacientes. Según sus palabras,son pobres personas sin sentido <strong>de</strong>l tiempo,pues la mayoría no tienen reloj. Ella, encambio, afirma que es <strong>de</strong> clase alta y se haconvertido en un personaje asiduo <strong>de</strong> la sala<strong>de</strong> admisiones, <strong>de</strong>l edificio <strong>de</strong> la administración<strong>de</strong>l hospital en don<strong>de</strong> entabla conversacióncon los diferentes profesionales, asícomo <strong>de</strong> las oficinas <strong>de</strong> la dirección pordon<strong>de</strong> <strong>de</strong>ambula con toda naturalidad. Consu léxico anticuado y siempre formal afirmaque su marido vendrá a buscarla; situaciónésta que nunca se producirá, pues su esposofalleció hace ya unos cuantos años. Lo curioso<strong>de</strong>l asunto es que ella tiene conciencia <strong>de</strong>este suceso. Sin embargo, la necesidad <strong>de</strong>pensar en una vida imaginaria fuera <strong>de</strong>l hospitalla orienta a habitar ese territorio liminal<strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> admisiones. Cada día es vividopor Greta como un momento preliminar <strong>de</strong>su salida <strong>de</strong> la institución, como un estado <strong>de</strong>transición a una nueva vida fuera <strong>de</strong> los confines<strong>de</strong>l manicomio.Tanto en la escena <strong>de</strong> Ulisses pidiendo una

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