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Vol 3. Nº 1. 2003 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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Antropo-lógicas <strong>de</strong> la Medicina Familiar y Comunitaria55simplemente la <strong>de</strong> la vida, ni la reproduce sino que la reanuda hasta cierto punto y pue<strong>de</strong> ejercer varios efectos totalmente fundamentalessobre sus procesos" (1990:105). Incluso ciñéndonos al mundo orgánico, un clínico como L. Dossey (1986:120-133)advierte una constante indudable para el mundo físico y químico y que, sin embargo, se obvia con <strong>de</strong>masiada frecuencia en lapráctica médica: La "biodanza". Por biodanza se apunta a que "los átomos <strong>de</strong> nuestro cuerpo necesitan estar en contacto, comunicacióne intercambio constante con el mundo que está, más allá <strong>de</strong> la propia piel a fin <strong>de</strong> mantenernos en la condición <strong>de</strong>seres vivos. Confinar a los propios átomos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong>l propio cuerpo físico sería violar una condición <strong>de</strong> la vidamisma: la necesidad <strong>de</strong> contacto con el mundo exterior; y confinarnos a nosotros mismos a una posición <strong>de</strong> aislamiento frentea los <strong>de</strong>más sería exponernos a la enfermedad y a la muerte. A todos los niveles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el atómico hasta el personal, la conexiónes una exigencia <strong>de</strong> la vida" (1986:126).10Invirtiendo el aserto <strong>de</strong> J. M. De Miguel y J. A. Rodríguez, "si se <strong>de</strong>nomina a algo como enfermedad es que pue<strong>de</strong> ser curado"(1990:10), se pue<strong>de</strong> sugerir que si algo se plantea como curable es que es relativo a enfermedad.11No se tiene en cuenta el abanico completo <strong>de</strong>l llamado help seeking process <strong>de</strong> N. J. Chrisman y T. W. Maretzki (1982). Elhelp seeking process o proceso <strong>de</strong> búsqueda <strong>de</strong> ayuda o intinerario terapéutico <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse como el conjunto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as,imágenes y prácticas legas y profesionalizadas que se <strong>de</strong>spliegan ante lo calificado como enfermedad. Aquí sólo consi<strong>de</strong>roaquella parte <strong>de</strong> ese proceso que tiene que ver con el recurso a las diferentes alternativas institucionales.12Casi se plantea una nueva percepción <strong>de</strong> la enfermedad, en tanto que al usuario sólo se le <strong>de</strong>ja el mundo <strong>de</strong> la sintomatologíacomo propio sin que éste <strong>de</strong>ba erigirse en objeto prioritario <strong>de</strong> la interpretación e intervención <strong>de</strong>l curador.13En la práctica médica científica se han mostrado dos mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> manejo o gestión <strong>de</strong> la enfermedad: el mo<strong>de</strong>lo clínico (cuyoobjetivo estaría en acabar con los síntomas que se <strong>de</strong>scubren unidos a la enfermedad) y el mo<strong>de</strong>lo bacteriano (en el que, <strong>de</strong>saparecidoslos síntomas, todavía hay que continuar con las medidas terapéuticas para acabar con la enfermedad) (Costa etal.,1989:75-80). A estos dos mo<strong>de</strong>los, yo uniría el que ha fomentado el Centro <strong>de</strong> Salud como mo<strong>de</strong>lo vírico <strong>de</strong> enfermedad, enel que reconocidos los síntomas no se pue<strong>de</strong> eliminar la causa al no ser posible actuar sobre el virus. Ante la autonomía <strong>de</strong>acción <strong>de</strong>l virus, el médico <strong>de</strong> familia <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> sólo mantenerse como observador <strong>de</strong>l propio curso <strong>de</strong> la enfermedad, esperandoque transcurra por los cauces habituales y termine en un plazo <strong>de</strong>terminado. En todo caso, se intenta aliviar dolores y molestiasque en ese proceso se generen.14Sobre el tratamiento homogéneo y <strong>de</strong>valuado <strong>de</strong> las "medicinas tradicionales", ver Seppilli (1983). Su breve ensayo en tornoa la "medicina tradicional" o "medicina popular" y la diversidad que ambas "etiquetas" escon<strong>de</strong>n, eludiendo sus niveles <strong>de</strong> especificidad,autonomía y dinamicidad, pone <strong>de</strong> manifiesto la simplificación que tanto la ciencia médica como ciertos investigadoressociales ejercen sobre lo que no compren<strong>de</strong>n.15En lo que atañe a la tipificación ya clásica <strong>de</strong> C. Herzlich (1979) sobre imágenes <strong>de</strong> la enfermedad construidas por los usuarios,los médicos <strong>de</strong>l Centro sólo asumen las que tienen que ver con la enfermedad como liberación, o con la enfermedad comoocupación; siendo este último, el mo<strong>de</strong>lo que ellos preconizan. Respecto a la enfermedad como forma <strong>de</strong> liberación, hay antece<strong>de</strong>ntesya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> R. Merton et al. (1957) en los que se plantea la enfermedad, en su caso concreto la drogadicción, como unaforma <strong>de</strong> adaptación "<strong>de</strong>sviada" pero permanente a la estructura social (cit.por Turner, 1987:41). Y sin embargo, no aparece laenfermedad auto<strong>de</strong>structiva. Parece lógico que, estando en el nivel primario <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l sistema, no puedan aparecer casos<strong>de</strong> usuarios que hagan <strong>de</strong> ella una auténtica vía auto<strong>de</strong>structiva, pues éstos se dirigirían, vía urgencias o por su complejidad,a otros servicios <strong>de</strong> salud. Pero a la par, el llamado enfermo <strong>de</strong> Atención Primaria <strong>de</strong>be estar mínimamente sano como parapo<strong>de</strong>r compatibilizar su enfermedad -vivida o <strong>de</strong>finida en o para él- con la vida cotidiana.16El mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> práctica <strong>de</strong>l médico <strong>de</strong>l Equipo <strong>de</strong> Atención Primaria se ubica en un punto equidistante, y por ello <strong>de</strong>cididamenteambiguo, entre dos mo<strong>de</strong>los representativos <strong>de</strong> la importancia que se ha dado a las relaciones medicina-fenómenos socioculturales:el mo<strong>de</strong>lo histórico y el mo<strong>de</strong>lo filosófico. El primero, caracterizado por la obra <strong>de</strong> autores <strong>de</strong> influencia marxista (especialmenteGramsciana), enfatiza la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las condiciones histórico-económicas para explicar el papel <strong>de</strong> lasdistintas prácticas <strong>de</strong> salud/enfermedad. El segundo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> movimientos filosóficos filo-cristianos (encabezados en el EstadoEspañol por la obra <strong>de</strong> P. Laín Entralgo), trata <strong>de</strong> incidir en la relevancia <strong>de</strong> recuperar el "amor al hombre" (una filantropía "cristianizada")como eje rector para la comprensión <strong>de</strong> la relación y práctica entre enfermo y médico. Ver, prototípicamente para elprimero, Mori (1986) y, para el segundo, Seguín (1982).17C.Herzlich (1979) argumenta que el mundo rural se hace equivalente para muchos usuarios a vida sana, siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la

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