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Vol 3. Nº 1. 2003 - Asociación Española de Neuropsiquiatría

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42José Mª Uribepunto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l profesional <strong>de</strong> la salud, loautonormal <strong>de</strong> la Atención Primaria resultaheteropatológico para el usuario y lo autopatológicoen el Equipo <strong>de</strong> AtenciónPrimaria heteronormal para el usuario.Este paso <strong>de</strong> lo normal a lo patológico,para el médico, sigue un proceso <strong>de</strong> conjunción<strong>de</strong> elementos informativos -síntomasvalidados, signos constatados, relato por elindividuo <strong>de</strong> otros episodios similares anteriores,antece<strong>de</strong>ntes familiares- que <strong>de</strong> ser uncaudal cuantitativamente más o menosamplio, se transforma en una variación cualitativa<strong>de</strong> normal a patológico al otorgar unnuevo significado a una <strong>de</strong>terminada conjunciónclínica. Así, por ejemplo, un usuario conquejas diversas sobre dolores o molestias endiferentes visitas, se torna en un hipertensoen el momento en que todo ello adquiere unsentido a partir <strong>de</strong> unas específicas cifras <strong>de</strong>tensión arterial recabadas y calibradas <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el criterio médico. Por consiguiente, esa normalidad<strong>de</strong>l médico <strong>de</strong> familia, aunque enprincipio basada en argumentos estadísticos,su inci<strong>de</strong>ncia y prevalencia en el mediosocial se transforma en un normatividad <strong>de</strong>ldiscurso médico 4 , o sea en la capacidad <strong>de</strong>instaurar nuevas normalida<strong>de</strong>s. Si la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>lo normativo, lo capaz <strong>de</strong> imponer normas,tiene su límite en las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la biologíacomo era en G. Canguilhem (1986), eneste caso, y por el escaso riesgo biológicoque las patologías <strong>de</strong> Atención Primaria suponen,la normatividad es una normatividadcultural: la capacidad <strong>de</strong> imponer nuevosmo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> normalidad culturalmente admisibles.5 Igual que no resulta impensable que aalguien se le califique <strong>de</strong> diabético al instaurarnuevos criterios diagnósticos para ello, síque resulta ina<strong>de</strong>cuado que a alguien, en estemedio sociocultural en que se inscribe elmédico <strong>de</strong> familia, se le responda a sus doloresgeneralizados con que alguien le ha"robado el alma". Ambas alternativas supondríantransformar lo autonormal <strong>de</strong>l profanoen heteropatológico, pero la segunda opciónno está contemplada en su medio cultural yresulta no sólo incomprensible respecto a susignificación científica sino también impensablepor contrariar los valores culturales dominantes.El resultado es la irrupción <strong>de</strong> unanueva normalidad, la mayoría <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandasque llegan al Centro, y sobre todouna nueva anormalidad, las enfermeda<strong>de</strong>sque no presentan dolencia, las enfermeda<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los programas.Esta anormalidad instaurada por laAtención Primaria, este nuevo tipo <strong>de</strong> enfermedad,no pue<strong>de</strong> atribuirse a la manifestación<strong>de</strong> la yatrogenia médica en cuanto no esun efecto secundario <strong>de</strong> una actuación exclusivamentetécnica <strong>de</strong>l médico, aunquecabe catalogarla como yatrogenia cultural ysocial, 6 puesto que como categoría <strong>de</strong> enfermedad-la enfermedad <strong>de</strong> AtenciónPrimaria-, resulta <strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong> unmo<strong>de</strong>lo cultural <strong>de</strong> salud -el <strong>de</strong> la OMS- y <strong>de</strong>un mo<strong>de</strong>lo social <strong>de</strong> profesional <strong>de</strong> la medicina.El médico <strong>de</strong> familia refuerza la i<strong>de</strong>ologíamédica profesional <strong>de</strong> existencia <strong>de</strong>enfermeda<strong>de</strong>s sólo tratables por él, al encontrarenfermedad don<strong>de</strong> no existía en su traducciónsocial.Es un movimiento más en un proceso <strong>de</strong>medicalización <strong>de</strong> la sociedad que ha ido<strong>de</strong>splegándose a partir <strong>de</strong> la concesión <strong>de</strong>lmonopolio <strong>de</strong>l curar al profesional <strong>de</strong> la medicina;al igual que la locura, el embarazo olas relaciones sexuales han ido convirtiéndoseen problemas <strong>de</strong> sanidad (De Miguel,1979; Foucault, 1985b, 1987) 7 , otros hábitossociales van englobándose en las áreas <strong>de</strong>preeminencia médica. A la medicalizaciónmás clásica y manifiesta <strong>de</strong>l fármaco, "todose cura con fármacos", suce<strong>de</strong> una medicalizaciónmás sibilina y por ello más difícil <strong>de</strong>advertir y, en ese sentido, más impositiva. Escambiar el estatus <strong>de</strong> ciertas prácticas, quequedan <strong>de</strong>sgajadas <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los culturales

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