Mujeres Diversas. Miradas feministas
Mujeres Diversas. Miradas feministas www.editorialdestiempos.com
Mujeres Diversas. Miradas feministas www.editorialdestiempos.com
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mujeres</strong> diversas. <strong>Miradas</strong> Feministas<br />
noviazgos hetero, bi y homosexuales y en todos los casos implica que<br />
quien la pronuncia no está dispuesta o dispuesto a amoldar sus tiempos,<br />
sus intereses, sus saberes, sus necesidades y sus atenciones para que la<br />
relación con una o varias personas (aunque por lo general los noviazgos<br />
son de pareja, no deben olvidarse las triejas y los demás grupos amorosossexuales)<br />
sea creativa, propositiva y, sobre todo, feliz.<br />
A malquerer se aprende: nadie malquiere de forma natural, aunque<br />
el maltrato puede naturalizarse mediante un discurso ordenador de tipo<br />
estructuralista (“existe una estructura de la violencia de género común a<br />
todas las culturas”), de tipo biologista (los estudios sobre las búsquedas de<br />
los impulsos violentos en el cerebro o de la “glándula” del amor, de los celos,<br />
etcétera, apuntan a ello), de tipo religioso, culturalista y racionalista.<br />
En el aprendizaje afectivo se consolidan los modelos de género: las mujeres<br />
malquieren soportando y los hombres malquieren imponiendo un maltrato<br />
que arranca del reclamo y llega al asesinato en nombre del amor.<br />
Desde la literatura, el teatro, el canto y otras formas de educación<br />
del comportamiento social durante siglos se ha venido enseñando que la<br />
seducción va aparejada de la violencia contra las mujeres. Shakespeare ha<br />
sido para las occidentales de la Modernidad mucho más dañino que decenios<br />
de concursos de belleza y publicidades sexistas. Su Fierecilla domada<br />
es una propuesta de seducción matrimonial, una enseñanza para la convivencia<br />
doméstica, una imposición de patrones culturales de dominación<br />
para que el matrimonio tenga un jefe masculino incuestionable. Muchos<br />
de sus hermosísimos sonetos contienen ideas de qué es y qué debe ser el<br />
amor. Sus versos supuestamente amorosos enseñan pautas de una<br />
etiqueta (una pequeña, común, cotidiana ética) amorosa de la dominación,<br />
volviéndola hegemónica, casi absoluta. Shakespeare nunca duda de<br />
la inteligencia de las mujeres, por eso impone literariamente que esté al<br />
servicio de la empresa amorosa, que es siempre y únicamente la de<br />
conquistar a un hombre (y sólo a uno, todos sus triángulos amorosos invo-<br />
108