Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)
Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)
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-¿Y ahora?<br />
-¿Ahora...?<br />
-¿Te acordás?<br />
-¿Qué?<br />
-Hay <strong>un</strong> error en la novela.<br />
-¿Juan?<br />
-¿Qué?<br />
<strong>Sólo</strong> <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong> (<strong>Luis</strong> <strong>Alberto</strong> <strong>Battaglia</strong>)<br />
-¿Cómo sabías lo que le quería decir al marido de Ana Maria Burca?<br />
-Me imaginé. Pero ¿vas a seguir con eso? Ya arruinaste <strong>un</strong> capítulo, no los arruines todos.<br />
-Parece que te molesta que hable de Ana ¿No será que te pone celoso?<br />
-¿Por qué?<br />
-Celoso del tema. Porque la novela, según la concepción general debe cerrarse, ordenarse,<br />
definirse; y estás celoso de que yo no esté encerrado con el personaje.<br />
-No, <strong>Luis</strong>, no le des más vueltas, el capítulo XXVI tiene fallas... empieza bien, después cae y se<br />
recupera al final.<br />
Despertó de pronto y le costó ubicarse: había soñado con <strong>un</strong> hombre que se miraba al espejo,<br />
ese hombre era Juan, Juan compraba <strong>un</strong>a cosa redonda, leía Argidectura, <strong>un</strong> circular que era <strong>un</strong> libro<br />
extrañísimo, desay<strong>un</strong>aba, almorzaba, cenaba ... allí se borraba el sueño y estaba Juan, en el hospital y<br />
con otro hombre, <strong>Luis</strong>, y <strong>Luis</strong> le contaba algo sobre <strong>un</strong>a novia que había comprado <strong>un</strong>a muñeca, o que<br />
no la había comprado, o algo así...<br />
Jorge estaba confuso aún, por el sueño que tuvo. No podía entender por qué... de pronto, se<br />
detuvo. Un ruido, proveniente de la habitación, había comenzado. Se dirigió hacia allí y al llegar todo<br />
estaba en orden, todo era igual que siempre. Jorge trató de recordar lo que había soñado, tal vez<br />
podría escribirlo...<br />
Es particular el hecho de que tengamos dos ojos y dos orejas y <strong>un</strong>a nariz y que estemos en el<br />
m<strong>un</strong>do y que el m<strong>un</strong>do esté en <strong>un</strong> sistema estelar. Pero más particular, lo verdaderamente particular,<br />
es que lo sepamos y podamos decirlo; que <strong>un</strong>a mísera partícula, que somos, pueda tener conciencia<br />
de inmensidad.<br />
EDICIONES BATTAGLIA 1 110