Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)
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<strong>Sólo</strong> <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong> (<strong>Luis</strong> <strong>Alberto</strong> <strong>Battaglia</strong>)<br />
Juan siguió comiendo. Se acordó de su novela, sintió pena de haberla destruido. Escribiría<br />
otra, estaba decidido. Al volver a su casa... Apuró el almuerzo. Al llegar comenzó a escribir. Capítulo I:<br />
El sol se anaranjaba entre las moles de cemento, la imagen le sugirió <strong>un</strong> desierto lleno de ídolos de<br />
piedra. Las calles eran <strong>un</strong>a confabulación de mentiras sin objeto, <strong>un</strong> mar de gente bañaba las veredas<br />
<strong>un</strong>ánimes; como si los siglos despertaran de la sombra, como si los milenios revivieran del olvido con<br />
cara de bombero. Los automóviles rallaban las calles, con <strong>un</strong> impulso volador y <strong>un</strong> odio eterno. Las<br />
luces del semáforo dictaminaban. Los carteles luminosos sugerían. Y hasta las nubes y el cielo<br />
parecían hacerse cómplices de la confusión. <strong>Luis</strong>, h<strong>un</strong>dido entre las cuatro paredes de su cuarto,<br />
comenzó a escribir: La computadora: Quiero buscar otra manera de las cosas, otras cosas, <strong>un</strong> m<strong>un</strong>do<br />
más humano. Fue por eso que aquella tarde, mientras manejaba la computadora, le introduje la<br />
siguiente preg<strong>un</strong>ta ¿Cómo puede hacer el hombre para librarse de las computadoras?. La respuesta<br />
fue la siguiente: Debería comenzar por librarse del deseo de tenerlas.<br />
La respuesta fue breve pero reveladora. Así comenzaría la nota editorial que <strong>Luis</strong> escribía para<br />
su revista "La época tecnológica”. Decidió tomar <strong>un</strong> descanso, presenciando el espectáculo de la<br />
puesta de sol. Pensó en Laura, que tal vez en este momento estaría pensando en él y mirando la<br />
puesta del sol en el mar desde la playa solitaria. Laura era así... como él. <strong>Luis</strong> recordó a Patricia,<br />
aquel frustrado amor de aquel tiempo quedado tan atrás. Se acordó de aquella carta que le escribió<br />
Patricia, aquella única y última. Sintió ganas de leerla. Se levanto de su sillón blanco y fue a buscar la<br />
carta, comenzó a leerla lentamente.<br />
<strong>Luis</strong> lloró al terminar de leer. <strong>Luis</strong> lloró porque la quiso tanto. Pero Laura lo salvó, cuando tenía<br />
perdidas las esperanzas. Pero después aquel amor también murió.<br />
<strong>Luis</strong> se quedó pensando en Laura. Con las cartas en las manos, lloraba. Volvió a mirar por la<br />
ventana, el atardecer. Al día siguiente aparecería el número 50 de su revista mensual. Ocho años y<br />
dos meses, desde aquella tarde de noviembre ¡Cuánto hubiera dado para que Patricia lo viera en este<br />
momento, director de <strong>un</strong>a revista y sin esas dudas y temores que antes lo atormentaban! Pero Patricia<br />
ya era parte del pasado, y era mejor pensar en el futuro.<br />
Juan dio por terminado el primer capítulo. El dejar de escribir fue volver a la realidad, como<br />
cuando salía del cine identificado con el personaje. Luego se dio cuenta que no estaba escribiendo la<br />
novela como la había imaginado. Habían aparecido elementos que no supo explicar...<br />
EDICIONES BATTAGLIA 1 39