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Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)

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<strong>Sólo</strong> <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong> (<strong>Luis</strong> <strong>Alberto</strong> <strong>Battaglia</strong>)<br />

CAPÍTULO V:<br />

Crisis<br />

Su casa se agitaba como <strong>un</strong> embudo, luego de abrir la puerta. Vivenció los espacios y los<br />

rincones. Todo estaba tan silencioso y tan inmóvil... Juan recordó su infancia. Su padre tenía<br />

<strong>un</strong>a librería en la avenida principal, su madre era pintora y daba clases en su taller. Y aquel<br />

accidente se los había llevado para siempre. Aquella tarde, aquella barrera, aquel tren, aquella<br />

sombra. La casa se llenó de muertos en aquel instante de recuerdos. Luego sus padres revivían y le<br />

decían alg<strong>un</strong>a cosa. Finalmente volvían a desaparecer. Lamentó haber discutido tanto con ellos,<br />

a<strong>un</strong>que tenía razón y ellos jamás lo comprendieron. Pero ahora que ya no estaban... Y sabía que si<br />

volvieran otra vez querrían imponerle cosas absurdas, y otra vez le harían daño sin querer ¡Pobres<br />

sus padres!, no habían aprendido que los padres no son dueños de la vida de sus hijos. Y el destino,<br />

¡oh paradoja!, no les dejó ser dueños de las propias.<br />

Ahora estaba solo con sus recuerdos y <strong>un</strong>a calma mezclada con tristeza le agrandaba el<br />

pecho, y respiró de <strong>un</strong> golpe toda la inmensidad de los acantilados. Tan sólo somos dueños de<br />

nuestra vida cuando desistimos del intento de ser dueños de la vida de los demás. Y en esa noche fue<br />

dueño de cada instante de su existencia, y por primera vez sintió la libertad en toda su magnitud. Y<br />

era dulce ser libre mientras el viento susurraba su solitaria canción. Y era bello ser libre mientras el<br />

ruido de las olas era contraste con el silencio de las calles.<br />

Pronto recibiría la carta, o no. Pero de todos modos obtendría <strong>un</strong>a respuesta, porque la no<br />

respuesta no deja de ser <strong>un</strong>a respuesta. Debía prepararse para lo peor; de ese modo no podría<br />

sorprenderlo la tristeza. La tristeza es <strong>un</strong> monstruo con tentáculos que espera agazapado, para<br />

lanzarse como <strong>un</strong> tigre sobre nosotros cuando la ocasión se lo facilita. Juan sabía por demás que es<br />

preciso cuidarse de ese monstruo.<br />

Juan y aquel monstruo se conocían ¡Cuántas veces y cuánto se conocieron! El amor disipa<br />

monstruos, y la alegría crea seres angelicales. Juan apagó las luces y se quedó dormido. Soñó que<br />

<strong>un</strong> monstruo le decía adiós con sus tentáculos. Al despertar tenía los ojos llenos de lágrimas. Eran las<br />

ocho de la mañana. Secó sus lágrimas con <strong>un</strong> pañuelo y se quedó pensando con los ojos cerrados.<br />

EDICIONES BATTAGLIA 1 18

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