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Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)

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<strong>Sólo</strong> <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong> (<strong>Luis</strong> <strong>Alberto</strong> <strong>Battaglia</strong>)<br />

CAPÍTULO XXXIII<br />

BATTAGLIA INÚTIL<br />

Juan despertó, eran las nueve de la mañana de ese sábado, de ese capítulo, de esa vida, de esa<br />

novela. No sabía exactamente que quería hacer, tal vez desay<strong>un</strong>ar... pero no, ya había<br />

desay<strong>un</strong>ado esa mañana y... le dolió <strong>un</strong> brazo intensamente. Descubrió que su vida era <strong>un</strong>a<br />

monotonía, se sintió mal. Quería hacer algo diferente, para salvarse de esa amargura que poco a poco<br />

lo colonizaba, día tras día, capitulo tras capítulo. Se pasaba la vida pensando la muerte, sufriéndola, y<br />

cuando llegara el día, sería especialista en muerte e ignorante de la vida.<br />

Buscó el encendedor, estaba decidido. Creía haberlo dejado sobre la mesa pero no estaba. Me<br />

telefoneó, le costaba definirse. Le sugerí que retomara la novela que estaba escribiendo, pero ni él ni<br />

yo recordamos qué había sido de ella. Le sugerí escribir otra cosa.<br />

Entonces Juan, con toda la amargura de mil años de hollín y medial<strong>un</strong>as secas, tomó <strong>un</strong><br />

cuaderno de cien hojas, de esos con nombre de prócer, que se pueden "escribir y borrar sin<br />

borronear". Afuera, como <strong>un</strong>a compañía innecesaria, la lluvia se derramaba lenta y monótona. Eran las<br />

nueve y cuarto, en su pequeño reloj se acumulaban las guerras y los amores. Y comenzó a escribir:<br />

Llueve y adentro las frustraciones y las derrotas. Me choco contra el escepticismo de quien debiera<br />

creer en mí, el escepticismo se vuelve sugerencia, la sugerencia se vuelve orden, la orden se vuelve<br />

ultimátum, el ultimátum se vuelve molde por donde debo hacer pasar mi vida; rodeado de esas<br />

armaduras que supuestamente me protegen del fracaso, debo convertirme en <strong>un</strong> muñeco a pilas que<br />

se controla a distancia, para que no me equivoque, para que sea criterioso en mis alecciones y mis<br />

actos, para que sepa vivir ¡Pero cuidado de que el muñeco quiera tener <strong>un</strong> alma!, seria preciso<br />

destruirlo por su bien, para que no se empecine en realizar sus sueños, en querer tener alas y volar,<br />

en ser él mismo. De entrada se encontrará con <strong>un</strong> papel que dice: "lo que intentas no puede f<strong>un</strong>cionar,<br />

no tiene futuro, estás equivocado". Y si el muñeco sufre, no importa, es <strong>un</strong> muñeco; y si el muñeco<br />

tiene planos y planes, es <strong>un</strong> imbécil. Y si el muñeco cree en las fuerzas de sus esperanzas es <strong>un</strong> iluso.<br />

Deberá convertirse en <strong>un</strong> muñeco más muñeco, más creíble, más común, más como los otros.<br />

Juan dejó de escribir, el personaje no era comprensible. Afuera seguía lloviendo.<br />

-Juan.<br />

EDICIONES BATTAGLIA 1 132

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