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Sólo un escarabajo (Luis Alberto Battaglia)

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<strong>Sólo</strong> <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong> (<strong>Luis</strong> <strong>Alberto</strong> <strong>Battaglia</strong>)<br />

CAPÍTULO X:<br />

Continúa la novela de Juan<br />

Tomó <strong>un</strong> papel y escribió: Martes 8 de Marzo de 1983: La noche pesa sobre mi corazón, me<br />

duele el miedo que sienten las hojas secas al caer, se me cierran las manos como flores<br />

que quieren encerrar el sol, soy como los barcos a vela en las tormentas, estoy perdido en<br />

el invierno.<br />

de <strong>un</strong>a canilla.<br />

Miró el reloj, eran las nueve. Preparó la cena, comió en la cocina, escuchó el monótono gotear<br />

Un ruido, proveniente de la habitación, había comenzado. Vio, al llegar, sólo <strong>un</strong> <strong>escarabajo</strong>. Se<br />

sintió conf<strong>un</strong>dido. Tomó <strong>un</strong> cuaderno y escribió: Los <strong>escarabajo</strong>s provenientes de mis sueños<br />

cobraron realidad y me persiguen. Se dirigió al living, se sentó en <strong>un</strong> cómodo sillón a ver pasar la vida.<br />

Ojalá pasara y se fuera.<br />

Tuvo angustia de inexistencia, que todo sea <strong>un</strong> rompecabezas que no es posible armar. Para<br />

al final borrarse de <strong>un</strong> suspiro largo y seco. Perderse entre las sombras como recuerdo en el olvido. Y<br />

el olvido final es el definitivo desengaño, y el apagarse indefectible y trágico. Y escribió en su<br />

cuaderno: Al fin se apagan las luces y las luchas y me siento solo en la oscuridad.<br />

Miraba las estrellas y lloraba. <strong>Sólo</strong> <strong>un</strong>a vez en la vida le hicieron <strong>un</strong> regalo, <strong>un</strong>a noche de<br />

navidad. En el arbolito de navidad había <strong>un</strong>a estrella que brillaba con las luces. Sus lágrimas eran<br />

también estrellas; pero estrellas pequeñas, estrellas que no brillaban. Escribió: Si pudiera encender<br />

todas las estrellas de mi corazón, alumbrarían la oscura y rutinaria senda de mis pasos<br />

desesperanzados. Si pudiera rescatar aquella estrella, tal vez podría descifrar la sombra que me<br />

rodea y alcanzar la luz de ese amor que vive en mis sueños.<br />

Cerró el cuaderno, cerró los ojos, se quedó dormido. Soñó que todas las estrellas lo saludaban<br />

con sus luces. Al despertar se apoderó de la mañana y se marchó hacia el colegio. Los alumnos<br />

sabían mucho y los aprobó a todos, eso le dio felicidad. Volvió a su casa contento y silbando. Por <strong>un</strong><br />

momento se conf<strong>un</strong>dió y creyó que realmente Verónica existía; luego percibió su espejismo y se<br />

EDICIONES BATTAGLIA 1 37

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