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sobre campos electromagnéticos

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Sección 4. ¿Es necesario adoptar alguna medida más?<br />

87<br />

11.1.2. Campos magnéticos de baja frecuencia (1 Hz a 10 MHz)<br />

La exposición a <strong>campos</strong> de baja frecuencia por debajo del nivel de actuación (NA)<br />

inferior puede causar interferencias en el funcionamiento normal de dispositivos<br />

médicos implantados activos o en dispositivos médicos corporales. Cualquier<br />

funcionamiento defectuoso podría tener consecuencias graves. La presencia de<br />

implantes pasivos metálicos puede generar <strong>campos</strong> eléctricos intensos en zonas<br />

localizadas del cuerpo, mientras que el propio implante puede calentarse por inducción,<br />

lo que podría causar lesiones térmicas.<br />

El primer síntoma de una exposición excesiva de otros trabajadores puede producirse<br />

cuando estos dicen ver imágenes vagas y centelleantes (fosfenos), que pueden<br />

distraerlos o resultarles molestas. No obstante, el máximo nivel de sensibilidad<br />

se produce a una frecuencia de 16 Hz y, para que se produzcan fosfenos a otras<br />

frecuencias, los <strong>campos</strong> tienen que ser muy intensos, muy por encima de los niveles<br />

con los que suelen encontrarse los trabajadores. Además, los trabajadores pueden<br />

experimentar sensaciones de náuseas o vértigo y pueden producirse asimismo sutiles<br />

cambios en su modo de razonar, resolver problemas y adoptar decisiones durante la<br />

exposición, lo que ocasionaría efectos perjudiciales en el desempeño profesional y la<br />

seguridad. Al igual que sucede en el caso de los <strong>campos</strong> magnéticos estáticos, estos<br />

efectos son reversibles, de manera que es improbable que los síntomas persistan una<br />

vez haya finalizado la exposición.<br />

Puede producirse una estimulación nerviosa, que produzca cosquilleo o sensaciones<br />

de dolor, así como tics incontrolados y otras contracciones musculares y, en presencia<br />

de <strong>campos</strong> externos muy intensos, puede verse afectado incluso el corazón (arritmia).<br />

En la práctica, estos efectos solo se producirán a unas intensidades de campo muy por<br />

encima de las que se dan comúnmente en los lugares de trabajo.<br />

Además, pueden producirse efectos de calentamiento a exposiciones próximas al límite<br />

superior de este intervalo de frecuencias (véase el apartado 11.1.4).<br />

11.1.3. Campos eléctricos de baja frecuencia (1 Hz a 10 MHz)<br />

Los <strong>campos</strong> eléctricos de baja frecuencia producirán en los tejidos nerviosos y los<br />

músculos efectos similares a los ocasionados por los <strong>campos</strong> magnéticos. Sin embargo,<br />

los primeros indicios de la presencia de <strong>campos</strong> eléctricos intensos se dan cuando el vello<br />

del cuerpo comienza a moverse o a vibrar y cuando los trabajadores comienzan a recibir<br />

descargas eléctricas al tocar objetos conductores sin contacto con tierra situados dentro<br />

del campo. La vibración del vello puede distraer y ser molesta, mientras que las descargas<br />

eléctricas pueden ser irritantes, desagradables o dolorosas, dependiendo de la intensidad<br />

del campo. Tocar objetos dentro de <strong>campos</strong> intensos también puede causar quemaduras.<br />

11.1.4. Campos de alta frecuencia (100 kHz a 300 GHz)<br />

La exposición a <strong>campos</strong> de alta frecuencia por debajo del nivel de actuación (NA)<br />

pertinente puede causar interferencias en el funcionamiento normal de dispositivos<br />

médicos implantados activos o en dispositivos médicos corporales. Un eventual<br />

funcionamiento defectuoso podría tener consecuencias graves. Los implantes médicos<br />

metálicos pasivos pueden actuar como antenas absorbentes, lo que daría lugar a un<br />

incremento local de la exposición de los tejidos a la RF y a una posible lesión.<br />

El primer indicio de exposición a <strong>campos</strong> de alta frecuencia puede ser la sensación de<br />

calor, conforme el campo calienta al trabajador o determinadas partes de su cuerpo. Sin<br />

embargo, puede que no siempre suceda así y la sensación de calor no es una señal de<br />

advertencia fiable. También es posible «oír» <strong>campos</strong> pulsátiles de entre 300 kHz y 6 GHz,<br />

de manera que los trabajadores expuestos podrían percibir chasquidos, zumbidos o silbidos.

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