Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
El sonido que percibió poco después no fue reconocido<br />
instantáneam<strong>en</strong>te por <strong>el</strong>la como una respuesta a su plegaria... No,<br />
no. En absoluto. M<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te lo registró como la posible llamada de<br />
un hombre, p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de su perro.<br />
-¡Eh!<br />
Miss Marple, muy perpleja, prefirió apartar la at<strong>en</strong>ción de aqu<strong>el</strong>la<br />
voz.<br />
-¡Eh!<br />
Ahora <strong>el</strong> tono era más ronco. Miss Marple echó un vistazo a su<br />
alrededor.<br />
-¡Eh! — gritó mister Rafi<strong>el</strong> impaci<strong>en</strong>te, añadi<strong>en</strong>do— : ¡Sí, usted...!<br />
A miss Marple le costó trabajo compr<strong>en</strong>der que aqu<strong>el</strong>la llamada iba<br />
dirigida a <strong>el</strong>la. Tratábase de un método para establecer<br />
comunicación acerca d<strong>el</strong> cual carecía de experi<strong>en</strong>cia. Desde luego,<br />
<strong>el</strong> procedimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>ía bi<strong>en</strong> poco o nada de cortés. Miss Marple no<br />
se of<strong>en</strong>dió porque nadie se of<strong>en</strong>día nunca con mister Rafi<strong>el</strong>, qui<strong>en</strong><br />
hacía muchas cosas arbitrariam<strong>en</strong>te. La g<strong>en</strong>te le aceptaba como<br />
era, igual que si dispusiera de una autorización especial. Miss<br />
Marple miró hacia <strong>el</strong> «bungalow» vecino. El viejo le hizo señas.<br />
-¿Me estaba usted llamando? — inquirió miss Marple.<br />
-Naturalm<strong>en</strong>te que la estaba llamando -respondió mister Rafi<strong>el</strong>-. ¿A<br />
quién cree usted que llamaba si no? ¿A algún gato? Vamos,<br />
acérquese.<br />
Miss Marple volvió la cabeza, buscando su bolso, lo cogió y cruzó <strong>el</strong><br />
espacio que separaba una casita de otra.<br />
-A m<strong>en</strong>os que algui<strong>en</strong> me ayude, no puedo ir hacia usted -replicó<br />
mister Rafi<strong>el</strong>— , de manera que no hay más remedio que invertir los<br />
términos.<br />
-Le compr<strong>en</strong>do perfectam<strong>en</strong>te, mister Rafi<strong>el</strong>.<br />
Éste le señaló una silla.<br />
-Siéntese. Quiero charlar con usted. Algo muy extraño está<br />
ocurri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> nuestra isla.<br />
-Así es, <strong>en</strong> efecto -respondió <strong>el</strong>la, tomando asi<strong>en</strong>to, de acuerdo con<br />
la indicación d<strong>el</strong> anciano.<br />
Impulsada por un hábito muy arraigado, miss Marple sacó d<strong>el</strong> bolso<br />
sus agujas y su lana.<br />
-Deje usted su labor a un lado -dijo mister Rafi<strong>el</strong>— . No puedo<br />
soportarla. Me disgustan las mujeres que pasan <strong>el</strong> tiempo<br />
<strong>en</strong>tret<strong>en</strong>idas con esas tareas. Me sacan de quicio.<br />
Miss Marple volvió a guardar dócilm<strong>en</strong>te sus cosas <strong>en</strong> <strong>el</strong> bolso. En<br />
su gesto no hubo <strong>el</strong> m<strong>en</strong>or amago de reb<strong>el</strong>día. Antes bi<strong>en</strong>, adoptó<br />
<strong>el</strong> aire de la <strong>en</strong>fermera dispuesta a tolerar las extravagancias de un<br />
<strong>en</strong>fermo v<strong>el</strong>eidoso.