Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
de la casita hubiese olvidado <strong>en</strong> <strong>el</strong> comedor. No obstante, Victoria<br />
Johnson p<strong>en</strong>só más ad<strong>el</strong>ante <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>lo. Se decidió a hacerle unas<br />
preguntas a K<strong>en</strong>dal. Éste compr<strong>en</strong>dió <strong>en</strong>tonces que no t<strong>en</strong>ía más<br />
remedio que deshacerse de <strong>el</strong>la. Pero <strong>el</strong> crim<strong>en</strong> principal, <strong>el</strong> que<br />
había estado planeando, no era éste... Nos hallamos ante un<br />
parricida, ante un asesino de sus sucesivas cónyuges...<br />
— ¿Qué ins<strong>en</strong>sateces, qué disparates...? — barbotó Tim K<strong>en</strong>dal, sin<br />
llegar a terminar la frase.<br />
De pronto se oyó un grito. Esther Walters se apartó<br />
inesperadam<strong>en</strong>te de mister Rafi<strong>el</strong>, cruzando <strong>el</strong> cuarto. Faltó poco<br />
para que <strong>el</strong> anciano fuese derribado por <strong>el</strong>la. Esther se aferró<br />
vanam<strong>en</strong>te a Jackson.<br />
— Suéltale... ¡Suéltale! Eso no es verdad. Nada de lo que se ha<br />
dicho aquí es verdad. Tim... Tim, querido, dime, diles que no es<br />
cierto. Tú no eres capaz de matar a nadie. Lo sé muy bi<strong>en</strong>. Esa<br />
horrible criatura con qui<strong>en</strong> te casaste ti<strong>en</strong>e la culpa de todo. Ha<br />
estado contando m<strong>en</strong>tiras <strong>en</strong> r<strong>el</strong>ación con tu persona. Ha m<strong>en</strong>tido,<br />
sí... Nada de lo que ha dicho es verdad. Yo creo <strong>en</strong> ti. Yo te amo y<br />
confío <strong>en</strong> ti. Jamás podré creer a los demás, digan lo que digan.<br />
Yo...<br />
Tim K<strong>en</strong>dal acabó perdi<strong>en</strong>do los estribos.<br />
-¡Maldita perra! ¿Quieres callar de una vez? ¿Es que no puedes<br />
cerrar <strong>el</strong> pico? ¿Quieres acaso que me cu<strong>el</strong>gu<strong>en</strong>? Cierra <strong>el</strong> pico, te<br />
he dicho. Cierra tu fea boca, perra.<br />
-¡Desgraciada! — exclamó mister Rafi<strong>el</strong>, <strong>en</strong> voz baja-. De manera<br />
que esto era lo que andaba ocultando, ¿eh?