Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
CAPITULO VEINTITRES<br />
EL ÚLTIMO DÍA<br />
«Y la mañana y la noche fueron las d<strong>el</strong> último día», se dijo miss<br />
Marple. Luego, ligeram<strong>en</strong>te confusa, se irguió <strong>en</strong> su silla. Había<br />
estado dormitando, algo increíble, pues la orquesta d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> no<br />
había dejado de tocar un mom<strong>en</strong>to y la persona capaz de tal<br />
hazaña... Bi<strong>en</strong>. Esto demostraba que miss Marple se iba<br />
acostumbrando a aqu<strong>el</strong> lugar. ¿Qué era lo que había estado<br />
diciéndose? Probablem<strong>en</strong>te se trataba de una cita que no<br />
recordaba al pie de la letra. ¿El último día? El primer día. No... no<br />
era aquél <strong>el</strong> primer día... Y posiblem<strong>en</strong>te tampoco <strong>el</strong> último.<br />
Irguióse un poco más. La verdad era que se s<strong>en</strong>tía<br />
extraordinariam<strong>en</strong>te fatigada. Se dedicó a analizar aqu<strong>el</strong>la ansiedad<br />
que s<strong>en</strong>tía, la impresión que experim<strong>en</strong>tara de notarse desplazada<br />
<strong>en</strong> algún s<strong>en</strong>tido... Recordó, molesta, una vez más, aqu<strong>el</strong>la mirada<br />
que sorpr<strong>en</strong>diera <strong>en</strong> los ojos de Molly, <strong>en</strong>treabiertos. ¿Qué era lo<br />
que había pasado por la cabeza de aqu<strong>el</strong>la chica? Miss Marple<br />
p<strong>en</strong>só: «¡Qué distinto le había parecido todo al principio!» Tim<br />
K<strong>en</strong>dal y Molly se le habían antojado dos f<strong>el</strong>ices jóv<strong>en</strong>es, que<br />
formaban una pareja perfecta. Y <strong>en</strong> los Hillingdon había visto unas<br />
personas sumam<strong>en</strong>te agradables, bi<strong>en</strong> educadas... ¿Y qué decir d<strong>el</strong><br />
alegre Greg Dyson y de la risueña Lucky, que hablaban por los<br />
codos, que parecían <strong>en</strong>cantados de ser como eran, que parecían<br />
hallarse a gusto d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> mundo <strong>en</strong> que les había tocado vivir...?<br />
El cuarteto se llevaba a las mil maravillas. Sí. Esto había p<strong>en</strong>sado<br />
nada más conocerles. El canónigo Prescott... ¡Qué hombre tan<br />
cortés! Su hermana, Joan, resultaba algo agria <strong>en</strong> ocasiones, pero<br />
<strong>en</strong> fin de cu<strong>en</strong>tas se le figuró una bu<strong>en</strong>a mujer, y son muchas las<br />
bu<strong>en</strong>as mujeres que cifran todas sus distracciones <strong>en</strong> las<br />
chismorrerías. Han de saber qué es lo que sucede a su alrededor, y<br />
cuándo dos y dos son cuatro, y si es posible estirar este resultado<br />
hasta cinco. Tales personas no su<strong>el</strong><strong>en</strong> hacer daño a nadie nunca:<br />
Sus l<strong>en</strong>guas no descansan normalm<strong>en</strong>te, pero son piadosas para <strong>el</strong><br />
caído <strong>en</strong> desgracia. De mister Rafi<strong>el</strong> cabía asegurar que era un<br />
hombre de carácter, un hombre al que se podía olvidar difícilm<strong>en</strong>te<br />
una vez se le conocía. Sin embargo, a miss Marple se le ocurrió<br />
p<strong>en</strong>sar ahora que <strong>en</strong> realidad sabía muy pocas cosas con respecto<br />
a él.<br />
Tiempo atrás los médicos habían abrigado escasas esperanzas