Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
murmuraciones. ¡ Mujer! Siempre existía la posibilidad de que no<br />
hubiese absolutam<strong>en</strong>te nada de extraño <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>lo.<br />
-El comandante Palgrave no p<strong>en</strong>saba así.<br />
-¡Ah! ¿Se lo dijo a usted?<br />
-La verdad es que le estuve escuchando sin prestarle mucha<br />
at<strong>en</strong>ción — confesó miss Marple-. Yo me preguntaba ahora si...<br />
¡ejem...! Si llegó a contarle las mismas cosas a usted.<br />
-Fue muy explícito conmigo cierto día...<br />
-¿Sí?<br />
-En realidad, me figuré <strong>en</strong> un principio que estaba refiriéndose a la<br />
señora Hillingdon. Siseó un poco, soltó una risita y me dijo: «Fíjate<br />
<strong>en</strong> esa mujer. En mi opinión es autora de un grave crim<strong>en</strong>, habi<strong>en</strong>do<br />
conseguido burlar a la Justicia.» Yo me quedé muy impresionada,<br />
desde luego. Respondí: «Seguro que está usted bromeando,<br />
comandante Palgrave.» Él me contestó <strong>en</strong>tonces: «Sí, sí, querida<br />
señorita Prescott, dejémoslo <strong>en</strong> eso, <strong>en</strong> broma.» Los Dyson y los<br />
Hillingdon se habían s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> una mesa cercana a la nuestra y<br />
temí que lo hubies<strong>en</strong> oído todo. Palgrave tornó a reír, manifestando:<br />
«No me extrañaría nada que hallándome <strong>en</strong> cualquier reunión<br />
algui<strong>en</strong> pusiera <strong>en</strong> mis manos un cóct<strong>el</strong> debidam<strong>en</strong>te preparado.<br />
Eso sería algo así como una c<strong>en</strong>a con los Borgia.»<br />
-¡Qué interesante! -exclamó miss Marple-. ¿No m<strong>en</strong>cionó <strong>en</strong> ningún<br />
mom<strong>en</strong>to de su conversación cierta... cierta fotografía?<br />
-No recuerdo... ¿Se refiere usted a algún recorte periodístico?<br />
Miss Marple, a punto de hablar, cerró la boca. Una sombra se<br />
interpuso <strong>en</strong>tre sus ojos y <strong>el</strong> sol... Ev<strong>el</strong>yn Hillingdon acababa de<br />
det<strong>en</strong>erse junto a las dos mujeres.<br />
-Bu<strong>en</strong>os días -dijo la recién llegada.<br />
-Me estaba preguntando adonde habría ido usted -declaró la<br />
señorita Prescott, levantando la vista.<br />
-Fui a Jamestown, a comprar algunas cosas.<br />
-¡Ah, ya!<br />
La señorita Prescott miró a su alrededor, <strong>en</strong> un involuntario<br />
movimi<strong>en</strong>to, y Ev<strong>el</strong>yn Hillingdon se apresuró a decir:<br />
— Edward no me acompañó. A los hombres les disgusta ir de<br />
ti<strong>en</strong>das.<br />
— ¿Dio con algo interesante?<br />
— No iba buscando nada de particular. Lo que necesitaba podía<br />
<strong>en</strong>contrarlo <strong>en</strong> cualquier droguería.<br />
Ev<strong>el</strong>yn Hillingdon se despidió de miss Marple y de la señorita<br />
Prescott con una sonrisa, continuando despacio su camino.<br />
— Los Hillingdon son g<strong>en</strong>te muy agradable — manifestó la hermana<br />
d<strong>el</strong> canónigo— . Ella, sin embargo, no sé... Ti<strong>en</strong>e un carácter un