Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
divulgu<strong>en</strong> sus andanzas recurre a la treta de regalar algo a la<br />
donc<strong>el</strong>la que la ati<strong>en</strong>de normalm<strong>en</strong>te. Existe <strong>en</strong>tonces un conv<strong>en</strong>io<br />
tácito. Con tales at<strong>en</strong>ciones se compra la discreción de la servidora.<br />
— Exactam<strong>en</strong>te.<br />
— Ahora bi<strong>en</strong> — objetó Dav<strong>en</strong>try— , aquí no hubo nada de eso. Nos<br />
hallamos nada m<strong>en</strong>os que ante un asesinato.<br />
— Dudo que la víctima creyese que andaba metida <strong>en</strong> algo serio. Lo<br />
más seguro es que viese algo que excitara su curiosidad, que<br />
pres<strong>en</strong>ciara algún chocante incid<strong>en</strong>te. En <strong>el</strong> mismo, aqu<strong>el</strong> frasco de<br />
tabletas desempeñaba su pap<strong>el</strong>. Pert<strong>en</strong>ecían al señor Dyson, t<strong>en</strong>go<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido. Será mejor que le veamos.<br />
Gregory apareció <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuarto con su aire cordial de siempre.<br />
— Aquí me ti<strong>en</strong><strong>en</strong> -dijo-. ¿Puedo servirles <strong>en</strong> algo? ¡Qué desgracia<br />
lo de esa chica! Era muy simpática. A mi mujer y a mí nos agradaba<br />
mucho. Supongo que habrá reñido con <strong>el</strong> hombre con qui<strong>en</strong><br />
viviera... Me extraña esto, no obstante, porque siempre la veíamos<br />
cont<strong>en</strong>ta y despreocupada. Anoche mismo le gastó unas cuantas<br />
bromas...<br />
— Señor Dyson: ¿es cierto que usted toma con regularidad un<br />
medicam<strong>en</strong>to d<strong>en</strong>ominado «Ser<strong>en</strong>ite»?<br />
— Completam<strong>en</strong>te cierto. Vi<strong>en</strong>e preparado <strong>en</strong> forma de tabletas de<br />
un ligero color rosado.<br />
— ¿Toma usted las mismas por prescripción médica?<br />
— Naturalm<strong>en</strong>te. Puedo mostrarles recetas, si lo desean. Como<br />
tanta g<strong>en</strong>te hoy <strong>en</strong> día, t<strong>en</strong>go la t<strong>en</strong>sión alta.<br />
— Pocas son las personas que sab<strong>en</strong> eso de usted.<br />
— No su<strong>el</strong>o hablar de <strong>el</strong>lo. He sido siempre un hombre muy fuerte,<br />
de exc<strong>el</strong><strong>en</strong>te salud. Jamás me han sido simpáticos los individuos<br />
que se pasan <strong>el</strong> día hablando de sus dol<strong>en</strong>cias.<br />
— ¿Cuántas tabletas acostumbra usted tomar durante la jornada?<br />
— Tres.<br />
— ¿Está bi<strong>en</strong> provisto de <strong>el</strong>las normalm<strong>en</strong>te?<br />
— Sí. Siempre llevo <strong>en</strong> mis maletas media doc<strong>en</strong>a de frascos. Los<br />
guardo bajo llave. Sólo t<strong>en</strong>go al alcance de la mano <strong>el</strong> que estoy<br />
usando.<br />
— Ese frasco fue precisam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> que usted echó de m<strong>en</strong>os no hace<br />
mucho, según me han dicho...<br />
— Exacto.<br />
— ¿Es cierto que le preguntó a esa muchacha indíg<strong>en</strong>a, a Victoria<br />
Johnson, si lo había visto?<br />
— Sí.<br />
— ¿Qué le contestó <strong>el</strong>la?<br />
— Me contestó que la última vez que lo viera estaba <strong>en</strong> uno de los