Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
semejantes. Eso ocurre hoy todos los días, <strong>en</strong> cualquier parte, y<br />
más frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que nunca. Para que un establecimi<strong>en</strong>to como<br />
éste se despoblara habrían de darse casos, d<strong>en</strong>tro de él, de<br />
<strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to a causa de las malas condiciones de la comida, de<br />
fiebres tifoideas, etcétera.<br />
— El comandante Palgrave no me dijo nunca que padeciera de<br />
t<strong>en</strong>sión alta -manifestó abiertam<strong>en</strong>te miss Marple-. ¿A usted sí?<br />
— Sé que lo puso <strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to de algui<strong>en</strong>, ignoro quién... Tal<br />
vez hubiese sido mister Rafi<strong>el</strong>. Ya sé que éste afirma lo contrario,<br />
pero, ¡qué le vamos a hacer! ¡Él es así! Ahora recuerdo haberle<br />
oído m<strong>en</strong>cionar eso a Jackson. Dijo que <strong>el</strong> comandante Palgrave<br />
debía haberse mostrado más comedido con <strong>el</strong> alcohol.<br />
Miss Marple, p<strong>en</strong>sativa, guardó sil<strong>en</strong>cio. Luego manifestó:<br />
— ¿Le parecía a usted un hombre fastidioso Palgrave? No cesaba<br />
de contar historias y es muy posible que algunas de <strong>el</strong>las las<br />
hubiera repetido hasta la saciedad.<br />
— Eso era lo peor de él — declaró Esther— . Siempre acababa<br />
contando algo que una ya sabía. Llegado ese mom<strong>en</strong>to era preciso<br />
escabullirse.<br />
— A mí eso no me molestaba -señaló miss Marple— . Será porque<br />
estoy acostumbrada a esas cosas y también por mi mala memoria.<br />
Como olvido fácilm<strong>en</strong>te lo que me cu<strong>en</strong>tan no me importa escuchar<br />
un r<strong>el</strong>ato por segunda vez.<br />
— ¡Ti<strong>en</strong>e gracia! — exclamó Esther.<br />
— El comandante Palgrave t<strong>en</strong>ía prefer<strong>en</strong>cia por una historia —<br />
apuntó miss Marple— . Hablaba <strong>en</strong> <strong>el</strong>la de un crim<strong>en</strong>. Supongo que<br />
se la referiría <strong>en</strong> alguna ocasión...<br />
Esther Walters abrió su bolso, com<strong>en</strong>zando a rebuscar <strong>en</strong> su<br />
interior. Extrajo d<strong>el</strong> mismo un lápiz de labios.<br />
— Creí haberlo perdido -dijo. A continuación preguntó-: Perdone,<br />
miss Marple. ¿Qué decía usted?<br />
— ¿Llegó a contarle <strong>el</strong> comandante Palgrave su historia favorita?<br />
— Me parece que sí, ahora que recuerdo. Algo refer<strong>en</strong>te a un<br />
hombre que se suicidó abri<strong>en</strong>do la llave d<strong>el</strong> gas, ¿verdad? Más<br />
ad<strong>el</strong>ante se descubrió que eso no había sido un suicidio, si<strong>en</strong>do la<br />
esposa de la víctima la culpable de su muerte. ¿Era de eso de lo<br />
que deseaba hablarme?<br />
— No, no. Me parece que <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato era otro... — contestó miss<br />
Marple, indecisa.<br />
— ¡Contaba tantas historias! -exclamó Esther Walters— . Bu<strong>en</strong>o, una<br />
no siempre estaba at<strong>en</strong>ta a lo que él decía...<br />
-Llevaba <strong>en</strong>cima una fotografía que acostumbraba <strong>en</strong>señar su<br />
oy<strong>en</strong>te de turno -aclaró miss Marple.