Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
personas amigas de los familiares de Molly. Estos acogieron al<br />
nuevo pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te con los brazos abiertos, confiando <strong>en</strong> que <strong>el</strong><br />
mismo haría desaparecer definitivam<strong>en</strong>te de la cabeza de la<br />
muchacha al anterior. Molly y Tim deb<strong>en</strong> haberse reído lo suyo, me<br />
figuro. La pareja contrajo matrimonio. Con <strong>el</strong> dinero de <strong>el</strong>la, K<strong>en</strong>dal<br />
adquirió este hot<strong>el</strong>. Pero <strong>el</strong> dinero duró poco <strong>en</strong> sus manos. Al<br />
tropezar con Esther Walters p<strong>en</strong>só Tim K<strong>en</strong>dal que se le pres<strong>en</strong>taba<br />
una nueva oportunidad de proveerse de fondos.<br />
— ¿Y por qué no se apresuró a quitarme de <strong>en</strong> medio? — inquirió<br />
mister Rafi<strong>el</strong>.<br />
Miss Marple tosió levem<strong>en</strong>te.<br />
— Sin duda quería <strong>en</strong> primer lugar estar seguro de cuanto atañía a<br />
la señora Walters. Además... Bu<strong>en</strong>o, quiero decir que...<br />
Miss Marple, azorada, guardó sil<strong>en</strong>cio.<br />
— Además... compr<strong>en</strong>dió que no t<strong>en</strong>dría que esperar mucho tiempo,<br />
¿no es eso? — inquirió mister Rafi<strong>el</strong>— . Y, claro, siempre sería mejor<br />
que yo muriera de muerte natural. Mi fortuna era un grave<br />
inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te. Muy a m<strong>en</strong>udo, cuando fallece un millonario, se<br />
llevan a cabo investigaciones especiales...<br />
— Es verdad -convino miss Marple-. Y ahora pi<strong>en</strong>se <strong>en</strong> las m<strong>en</strong>tiras<br />
que ese hombre puso <strong>en</strong> circulación, algunas de las cuales hizo<br />
creer a Molly, al alcance de qui<strong>en</strong> colocó un libro que trata de<br />
trastornos m<strong>en</strong>tales. Le administró, por otro lado, drogas que<br />
produjeron <strong>en</strong> la jov<strong>en</strong> alucinaciones y pesadillas. Ha de saber<br />
usted que Jackson <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día de eso. Creo que, habi<strong>en</strong>do estudiado<br />
los síntomas de Molly, llegó a la conclusión de que eran provocados<br />
por <strong>el</strong> uso de determinadas drogas. Por este motivo <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />
«bungalow», para escudriñar <strong>en</strong> los tarros que había <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuarto de<br />
baño. Examinó la crema facial. P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> ciertos cu<strong>en</strong>tos, <strong>en</strong> los que<br />
se aludía a las brujas que acostumbraban untarse con sustancias<br />
d<strong>el</strong> tipo de la b<strong>el</strong>ladona. La b<strong>el</strong>ladona, formando parte de una crema<br />
para <strong>el</strong> rostro, pudo haber producido algunos de los raros efectos<br />
sufridos por Molly, pues ésta olvidaba fácilm<strong>en</strong>te las cosas. En<br />
ocasiones soñaba que flotaba <strong>en</strong> <strong>el</strong> aire. No es de extrañar que la<br />
pobre muchacha llegase a albergar terribles temores. Pres<strong>en</strong>taba<br />
todas las señales exteriores de una <strong>en</strong>ferma m<strong>en</strong>tal. Jackson<br />
seguía una pista segura. Tal vez él debiera la idea al comandante<br />
Palgrave, qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus r<strong>el</strong>atos aludiera al uso de la datura por las<br />
mujeres indias para gobernar a sus maridos.<br />
— ¿El comandante Palgrave ha dicho usted? -preguntó mister<br />
Rafi<strong>el</strong>-. La verdad es que...<br />
— El fue qui<strong>en</strong> provocó su propia muerte, así como la de la pobre<br />
Victoria Johnson... Y faltó bi<strong>en</strong> poco para que Molly desapareciera