Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
conv<strong>en</strong>cido.<br />
Esta suposición, como miss Marple hubiera podido demostrarle, era<br />
errónea. Pero aquélla se prohibió a sí misma rebatir la apreciación<br />
d<strong>el</strong> anciano. Sabía muy bi<strong>en</strong> que a los hombres no les gustaba que<br />
les hicies<strong>en</strong> ver sus equivocaciones.<br />
-Este Hillingdon... -com<strong>en</strong>zó a decir mister Rafi<strong>el</strong>-. Sospecho que<br />
pasa algo raro <strong>en</strong>tre él y su esposa. ¿No ha notado usted nada<br />
extraño <strong>en</strong> sus r<strong>el</strong>aciones?<br />
-¡Oh, sí! Sí que lo he notado. El comportami<strong>en</strong>to de esa pareja <strong>en</strong><br />
público, con todo, es impecable. No cabría esperar m<strong>en</strong>os de <strong>el</strong>los.<br />
-Seguro que usted sabe más que yo acerca de esa g<strong>en</strong>te. Todo<br />
marcha bi<strong>en</strong>, pues... Pero estimo que existe la probabilidad de que<br />
de un modo caballeresco Edward haya p<strong>en</strong>sado <strong>en</strong> deshacerse de<br />
Ev<strong>el</strong>yn. ¿Está usted de acuerdo conmigo?<br />
-De ser así ti<strong>en</strong>e que haber por <strong>en</strong> medio una mujer...<br />
-Sí, ¿pero cuál?<br />
Miss Marple movió la cabeza, contrariada.<br />
-Hay que reconocer que no es fácil dar con la solución d<strong>el</strong><br />
problema... — confesó.<br />
-¿A quién vamos a estudiar ahora? ¿A Jackson? Yo me quedaré<br />
fuera de todo esto.<br />
Miss Marple sonrió por vez primera.<br />
-¿Y por qué se excluye usted de la lista de sospechosos, mister<br />
Rafi<strong>el</strong>?<br />
-Si usted se empeña <strong>en</strong> discutir las posibilidades de que yo sea un<br />
criminal habrá de buscarse otra persona para conversar. Hablando<br />
de mí no haríamos otra cosa que perder <strong>el</strong> tiempo. Bu<strong>en</strong>o, pero,<br />
¿es que yo me <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> condiciones de desempeñar<br />
semejante pap<strong>el</strong>? No me puedo valer por mí mismo, me ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />
vestir, t<strong>en</strong>go que ir de un lado para otro <strong>en</strong> esta silla, necesito contar<br />
con otra persona para dar un simple paseo... ¿Qué oportunidades<br />
se me pued<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>tar a mí de matar a cualquiera de manera que<br />
no se <strong>en</strong>tere nadie?<br />
— Probablem<strong>en</strong>te, decidido a seguir ese camino, disfrutaría de<br />
tantas oportunidades como cualquier otro hombre — contestó miss<br />
Marple sin la m<strong>en</strong>or vacilación.<br />
— A ver, a ver... Dígame algo más.<br />
— No irá a negarme que usted es un hombre int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te, ¿verdad?<br />
— Desde luego que soy int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te. Yo diría que soy tan int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>te<br />
como <strong>el</strong> que más de esta comunidad y que probablem<strong>en</strong>te le dejo<br />
atrás -declaró mister Rafi<strong>el</strong>.<br />
— Desplegando alguna int<strong>el</strong>ig<strong>en</strong>cia se pued<strong>en</strong> v<strong>en</strong>cer los<br />
inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes de tipo físico.