01.12.2018 Views

Misterio en el Caribe-Agatha Christie

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />

aqu<strong>el</strong>los mom<strong>en</strong>tos.<br />

- Gracias, señora Hillingdon — respondió Weston.<br />

— No quisiéramos molestarla, señora K<strong>en</strong>dal. Ahora bi<strong>en</strong>,<br />

necesitamos contar también con su declaración. Deseamos saber<br />

cómo <strong>en</strong>contró usted <strong>el</strong> cadáver de esa chica indíg<strong>en</strong>a, Victoria. El<br />

doctor Graham nos ha dicho que ya puede hablar, puesto que se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra muy recuperada.<br />

— Sí; sí — replicó Molly— . Me si<strong>en</strong>to muy bi<strong>en</strong>... — La jov<strong>en</strong> sonrió<br />

nerviosam<strong>en</strong>te— . Fue la impresión... Algo terrible, verdaderam<strong>en</strong>te.<br />

— Nos hacemos cargo de <strong>el</strong>lo, señora K<strong>en</strong>dal... Según se nos ha<br />

dicho, salió usted a dar un paseo después de la c<strong>en</strong>a...<br />

— Sí... Yo... Es una cosa que hago frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te. La jov<strong>en</strong> miró a<br />

otro lado. Dav<strong>en</strong>try observó que no cesaba de retorcerse las<br />

manos.<br />

— ¿Qué hora sería <strong>en</strong>tonces, señora? — le preguntó Weston.<br />

— No lo sé.<br />

— ¿Seguía tocando la orquesta aún <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>los precisos<br />

mom<strong>en</strong>tos?<br />

— Sí... Bu<strong>en</strong>o, creo que sí... La verdad es que no lo recuerdo.<br />

— ¿Qué dirección siguió usted al iniciar su paseo?<br />

— ¡Oh! Me limité a avanzar por <strong>el</strong> camino de la playa.<br />

— ¿Hacia la izquierda o hacia la derecha?<br />

— ¡Oh! Primero <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido y luego <strong>en</strong> otro... Yo... No me di<br />

cu<strong>en</strong>ta...<br />

— ¿Por qué no se dio usted cu<strong>en</strong>ta, señora K<strong>en</strong>dal?<br />

— Supongo que estaba... Sí, eso: supongo que estaba p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong><br />

mis cosas.<br />

— ¿P<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> algo <strong>en</strong> particular?<br />

— No... no... No se trataba de nada especial... P<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> las<br />

cosas que t<strong>en</strong>ía que hacer, que ver, <strong>en</strong> <strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. — Otra vez Molly<br />

empezó a retorcerse nerviosam<strong>en</strong>te las manos— . Y luego... advertí<br />

algo blanco... <strong>en</strong> un macizo de hibiscos... «¿Qué será eso?», me<br />

pregunté. Me detuve y... — La muchacha tragó saliva, angustiada— .<br />

Era <strong>el</strong>la... Victoria... Estaba como acurrucada... Int<strong>en</strong>té levantarle la<br />

cabeza y <strong>en</strong>tonces... me ll<strong>en</strong>é las manos de sangre.<br />

Molly miró alternativam<strong>en</strong>te a los dos hombres, repiti<strong>en</strong>do, como si<br />

aún estimara imposible aqu<strong>el</strong> hecho:<br />

— Me ll<strong>en</strong>é las manos de sangre...<br />

— Sí, sí... La suya fue verdaderam<strong>en</strong>te una experi<strong>en</strong>cia sumam<strong>en</strong>te<br />

desagradable. No es necesario que nos refiera más detalles<br />

r<strong>el</strong>ativos a esa parte d<strong>el</strong> episodio. ¿ Cuánto tiempo llevaría usted<br />

paseando <strong>en</strong> <strong>el</strong> instante de <strong>en</strong>contrarla...?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!