Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
CAPITULO DIECINUEVE<br />
UNA NUEVA APLICACIÓN DE UN ZAPATO<br />
El canónigo Prescott regresó de la orilla de la playa bastante<br />
fatigado. (Los juegos con los niños resultaban siempre<br />
ext<strong>en</strong>uantes.) Habiéndoles parecido que allí empezaba a hacer<br />
mucho calor, él y su hermana volvieron al hot<strong>el</strong>.<br />
La señora de Caspearo hizo un desdeñoso com<strong>en</strong>tario cuando se<br />
hubieron ido:<br />
— No me lo explico... ¿Cómo puede parecerles una playa calurosa?<br />
Eso es una ins<strong>en</strong>satez. A todo esto, ¡hay que ver cómo va vestida<br />
<strong>el</strong>la! ¡Si se tapa hasta <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo! Quizá sea preferible que proceda<br />
así. Ti<strong>en</strong>e una pi<strong>el</strong> horriblem<strong>en</strong>te fea. ¡Pi<strong>el</strong> de gallina, seguram<strong>en</strong>te!<br />
Miss Marple suspiró profundam<strong>en</strong>te. Ahora o nunca... Estimaba<br />
llegado <strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to de sost<strong>en</strong>er una conversación con la señora de<br />
Caspearo. Desgraciadam<strong>en</strong>te, no se le ocurría nada. Al parecer no<br />
existía un terr<strong>en</strong>o común d<strong>en</strong>tro d<strong>el</strong> cual las dos pudieran<br />
<strong>en</strong>contrarse.<br />
— ¿Ti<strong>en</strong>e usted hijos, señora? -le preguntó.<br />
-T<strong>en</strong>go tres áng<strong>el</strong>es — respondió la otra, besándose las yemas de<br />
los dedos.<br />
Miss Marple no supo, de mom<strong>en</strong>to, a qué carta quedarse. ¿Estaba<br />
la desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la señora de Caspearo <strong>en</strong> <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o o bi<strong>en</strong> había<br />
querido aquélla referirse a la dulzura d<strong>el</strong> carácter de sus hijos?<br />
Uno de los caballeros que le hacían la guardia perman<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />
formuló una observación <strong>en</strong> español y la señora de Caspearo volvió<br />
la cabeza hacia él con un gesto de desprecio, echándose a reír,<br />
cosa que hizo con fuerza y m<strong>el</strong>ódicam<strong>en</strong>te.<br />
-¿Ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido usted lo que ha dicho? -preguntó luego a miss<br />
Marple.<br />
-Pues, a decir verdad, no. Ni una palabra -contestó aquélla.<br />
-Mejor. Es un hombre perverso.<br />
A estas palabras siguió un breve diálogo <strong>en</strong> español, <strong>en</strong> tono más<br />
bi<strong>en</strong> jocoso.<br />
-Es una infamia, un atrop<strong>el</strong>lo sin nombre -manifestó la señora de<br />
Caspearo, volvi<strong>en</strong>do al inglés con rep<strong>en</strong>tina gravedad— , esto de<br />
que la Policía no nos permita abandonar la isla. He vociferado a<br />
placer, he rabiado y pataleado sin conseguir lo más mínimo. Todos<br />
me dic<strong>en</strong> lo mismo: no, no y no. ¿Quiere que le diga cómo va a<br />
terminar esto? Pues si<strong>en</strong>do asesinados... Sí. Aquí no quedará ni