Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
protagonistas eran g<strong>en</strong>te muy rica. Parecía haber quedado bi<strong>en</strong><br />
demostrado que Harry Western disparó sobre <strong>el</strong> conde de Ferrari, <strong>el</strong><br />
amante de su mujer, procurándose antes una coartada bi<strong>en</strong><br />
amañada. Todo <strong>el</strong> mundo había bebido más de la cu<strong>en</strong>ta y se<br />
descubrió <strong>el</strong> fondo de adictos a las drogas. G<strong>en</strong>te poco interesante,<br />
estimó miss Marple <strong>en</strong> su día. Sin embargo, t<strong>en</strong>ía que reconocer<br />
que todos los complicados <strong>en</strong> <strong>el</strong> asunto compusieron un «cuadro»<br />
sumam<strong>en</strong>te espectacular, curioso, pese a no guardar r<strong>el</strong>ación con lo<br />
que <strong>el</strong>la calificaba como su plato favorito.<br />
— Y si me apura usted mucho le diré que éste no fue <strong>el</strong> único<br />
crim<strong>en</strong> que se cometió aquí <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>la época — <strong>el</strong> comandante hizo<br />
un gesto de as<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, guiñando un ojo a miss Marple— .<br />
Sospecho que... ¡Oh! Bu<strong>en</strong>o...<br />
A miss Marple se le cayó <strong>el</strong> ovillo de lana, Palgrave se agachó para<br />
cogerlo.<br />
— Hablando de crím<strong>en</strong>es — prosiguió dici<strong>en</strong>do— . Una vez supe de<br />
uno muy extraño... Claro está, no de una manera directa, personal...<br />
Miss Marple sonrió, animándole a seguir.<br />
— En un rincón de un club estaban, cierto día, varios hombres<br />
charlando. Uno de <strong>el</strong>los com<strong>en</strong>zó a referir una historia. Era médico<br />
<strong>el</strong> individuo <strong>en</strong> cuestión. Hablaba de uno de sus casos. Una noche,<br />
a hora ya muy avanzada, un jov<strong>en</strong> llamó a la puerta de su casa. Su<br />
esposa se había colgado. No t<strong>en</strong>ía t<strong>el</strong>éfono <strong>en</strong> la casa, por lo cual,<br />
<strong>en</strong> cuanto hubo cortado la cuerda, depositando a su mujer <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />
su<strong>el</strong>o, prestándole los auxilios que juzgó necesarios, se apresuró a<br />
sacar su coche y lanzarse de un sitio para otro, <strong>en</strong> busca de un<br />
doctor. Bu<strong>en</strong>o, pues la esposa no murió. Se <strong>en</strong>contraba, como era<br />
lógico, muy alterada tras su propio desmayo. Sea como sea, salió<br />
sin más dificultades d<strong>el</strong> grave trance. El jov<strong>en</strong> parecía hallarse muy<br />
<strong>en</strong>amorado de su mujer. Lloraba como un chiquillo. Había notado<br />
que aquélla no estaba bi<strong>en</strong> desde hacía algún tiempo. Vivía bajo los<br />
efectos de una trem<strong>en</strong>da depresión. Así quedó la cosa. Todo<br />
parecía <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong> ord<strong>en</strong>. Pero... Un mes más tarde la<br />
fracasada suicida ingirió una dosis excesiva de somnífero y falleció.<br />
Un caso muy triste, ¿verdad?<br />
El comandante hizo una pausa, subrayándola con sucesivos<br />
movimi<strong>en</strong>tos de cabeza. Como, por lo visto, había algo más, miss<br />
Marple aguardó paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te.<br />
— ¿Y eso es todo?, dirá usted, quizá. Pues sí. No hay más. Una<br />
mujer neurótica que hace lo que es habitual <strong>en</strong> un persona<br />
desquiciada. ¡ Ah! Pero un año más tarde, aproximadam<strong>en</strong>te, este<br />
mismo médico de la historia anterior se hallaba charlando con un<br />
colega. Habíanse referido mutuam<strong>en</strong>te algunas experi<strong>en</strong>cias... De