Misterio en el Caribe-Agatha Christie
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
— Parece ser, eso induce a p<strong>en</strong>sar su conducta, que la desaparición<br />
de su primera esposa no le impresionó mucho — dijo la señorita<br />
Prescott.<br />
— Efectivam<strong>en</strong>te — repuso miss Marple, preguntando a<br />
continuación:- ¿Había... dinero por <strong>en</strong> medio?<br />
— Lo ignoro. Él su<strong>el</strong>e gastarle a su mujer una pequeña broma.<br />
Bu<strong>en</strong>o, tal vez la haya pres<strong>en</strong>ciado. Asegura que su esposa vi<strong>en</strong>e a<br />
ser para él la «mascota de la suerte».<br />
— Sí, ya me he dado cu<strong>en</strong>ta.<br />
— Alguna g<strong>en</strong>te pi<strong>en</strong>sa que eso significa que fue afortunado al<br />
unirse a una mujer rica. Aunque, desde luego -dijo la señorita<br />
Prescott con la expresión de qui<strong>en</strong> se halla decidido a toda costa a<br />
ser justo— , no se le pued<strong>en</strong> negar ciertas cualidades físicas, t<strong>en</strong>go<br />
para mí que <strong>el</strong> dinero d<strong>el</strong> matrimonio procede de la primera esposa.<br />
— ¿Son los Hillingdon g<strong>en</strong>te acomodada?<br />
— Creo que sí. No les supongo, <strong>en</strong> cambio, fabulosam<strong>en</strong>te ricos, ni<br />
mucho m<strong>en</strong>os. Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> dos hijos, <strong>en</strong> la actualidad internos <strong>en</strong> un<br />
colegio, y pose<strong>en</strong> una hermosa casa <strong>en</strong> Inglaterra. Sí, eso t<strong>en</strong>go<br />
<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido. Se pasan viajando la mayor parte d<strong>el</strong> invierno.<br />
En aqu<strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to apareció ante las dos mujeres <strong>el</strong> canónigo. La<br />
señorita Prescott se unió inmediatam<strong>en</strong>te a su hermano. Miss<br />
Marple no se movió de su asi<strong>en</strong>to.<br />
A los pocos minutos pasó por allí Gregory Dyson, dirigiéndose a<br />
toda prisa hacia <strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. Agitó una mano, <strong>en</strong> cordial saludo.<br />
— ¿En qué estará usted p<strong>en</strong>sando, miss Marple? — chilló.<br />
Miss Marple correspondió a estas palabras con una g<strong>en</strong>til sonrisa.<br />
¿Cómo habría reaccionado aqu<strong>el</strong> hombre de haberle contestado:<br />
«Me estaba preguntando si sería usted o no un asesino»?<br />
Lo más probable era que lo fuese. Todo <strong>en</strong>cajaba<br />
maravillosam<strong>en</strong>te. Aqu<strong>el</strong>la historia r<strong>el</strong>ativa a la muerte de la primera<br />
señora Dyson... porque <strong>el</strong> comandante Palgrave había hablado,<br />
ciertam<strong>en</strong>te, de un individuo asesino de su esposa...<br />
La única objeción que cabía hacer a aqu<strong>el</strong> planteami<strong>en</strong>to era que<br />
los diversos datos conocidos se <strong>en</strong>samblaban con exagerada<br />
perfección. Sin embargo, miss Marple se reprochó este<br />
p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to. ¿Quién era <strong>el</strong>la para exigir «crím<strong>en</strong>es hechos a<br />
medida»?<br />
Una voz le hizo sobresaltarse, una voz más bi<strong>en</strong> ronca.<br />
— ¿Ha visto usted a Greg, miss... ejem...?<br />
«Lucky — p<strong>en</strong>só miss Marple— no está de bu<strong>en</strong> humor<br />
precisam<strong>en</strong>te.»<br />
— Acaba de pasar por aquí... Creo que se dirigía al hot<strong>el</strong>.<br />
— ¡Seguro!