Misterio en el Caribe-Agatha Christie
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Digitalizado por Kamparina para Biblioteca-irc <strong>en</strong> Agosto de 2.003<br />
Esther t<strong>en</strong>ía una hija que mant<strong>en</strong>er y volvió a trabajar como<br />
secretaria. Hace cinco años que está conmigo. Le dije con toda<br />
claridad desde <strong>el</strong> principio que no abrigara esperanza de lograr<br />
algún b<strong>en</strong>eficio <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de que yo falleciese. Empecé pagándole<br />
un salario alto, muy alto, <strong>el</strong> cual he ido aum<strong>en</strong>tando año tras año, a<br />
razón de una cuarta parte más por cada período de tiempo. Por<br />
muy honrada que sea la g<strong>en</strong>te no hay que confiar jamás <strong>en</strong> nadie...<br />
He ahí por qué le dije a Esther nada más contratarla que no debía<br />
esperar nada de mi muerte. Así pues, cuantos más años viva yo<br />
más ganará. Si ahorra casi todo <strong>el</strong> su<strong>el</strong>do (y eso creo que ha v<strong>en</strong>ido<br />
haci<strong>en</strong>do), cuando yo desaparezca de este mundo será una mujer<br />
acomodada. Me he hecho cargo de la educación de su hija,<br />
habi<strong>en</strong>do depositado una suma <strong>en</strong> un Banco para que le sea<br />
<strong>en</strong>tregada a aquélla <strong>en</strong> cuanto alcance la mayoría de edad. Usted<br />
ya ve que Esther Walters es una mujer v<strong>en</strong>tajosam<strong>en</strong>te situada <strong>en</strong><br />
la vida hoy <strong>en</strong> día. Mi muerte, permítame que se lo diga así,<br />
significaría para <strong>el</strong>la un grave quebranto financiero. Esther sabe<br />
todo esto... Esther es una jov<strong>en</strong> extraordinariam<strong>en</strong>te s<strong>en</strong>sata.<br />
-¿Hay algo <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>la y Jackson?<br />
Mister Rafi<strong>el</strong> pareció experim<strong>en</strong>tar ahora un pequeño sobresalto.<br />
-¿Ha observado usted alguna cosa <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los que le haya llamado<br />
la at<strong>en</strong>ción? Bu<strong>en</strong>o, creo que, sobre todo últimam<strong>en</strong>te, Jackson ha<br />
estado rondándola. Es un jov<strong>en</strong> de bu<strong>en</strong> ver, desde luego, pero, <strong>en</strong><br />
mi opinión, ha perdido <strong>el</strong> tiempo. Citemos, por no decir más, un<br />
hecho: la difer<strong>en</strong>cia de clases. D<strong>en</strong>tro de la escala social, Esther<br />
queda por <strong>en</strong>cima de él, aunque no a mucha distancia. Ya sabe<br />
usted lo que pasa: los individuos de la clase media baja son g<strong>en</strong>te<br />
muy especial. La madre de Esther era maestra nacional y su padre<br />
empleado de Banca. No. No creo que <strong>el</strong>la llegue a hacerle mucho<br />
caso a Jackson. Me atrevería a decir que éste pret<strong>en</strong>de asegurarse<br />
<strong>el</strong> porv<strong>en</strong>ir. Me inclino a p<strong>en</strong>sar, no obstante, que no va a lograr su<br />
propósito.<br />
- ¡Sssss! ¡Se acerca! -murmuró miss Marple.<br />
En efecto, Esther Walters se aproximaba a los dos, proced<strong>en</strong>te d<strong>el</strong><br />
hot<strong>el</strong>.<br />
-Fíjese <strong>en</strong> que es una mujer muy bi<strong>en</strong> parecida -dijo mister Rafi<strong>el</strong>-.<br />
Sin embargo, no brilla. No sé por qué, pero se la ve como<br />
apagada...<br />
Miss Marple suspiró. Su suspiro podía haber salido d<strong>el</strong> pecho de<br />
cualquier mujer de edad dedicada a considerar por unos minutos la<br />
serie de oportunidades perdidas a lo largo de su exist<strong>en</strong>cia. Miss<br />
Marple había oído muchas veces com<strong>en</strong>tarios refer<strong>en</strong>tes a aqu<strong>el</strong>lo,<br />
casi indefinible, de que carecía Esther. «No ti<strong>en</strong>e gancho», se decía