No. 50/1986

cion total de Ia America Latina, un objetivo
de antigua data y de urgencia imperativa,
en busca de1 cual iodo einpeiio sera bien-
venido y, al inismo tieinpo, escaso, hasta
que nuestros paises sean para sieinpre una
red arinonica de brazos dedicados al ade
lanto de todos, y de corazones entregados
a Ia alegria de todos.
Un gran latinoainericano sostuvo que Ia
Ainerica Latina debia ser Ia "Patria de Ia
Justicia" o seria nada. Seiior Presidente, yo
ine congratulo de que nuestros dos pueblos,
a traves de nosotros, den hoy un paso tan
decisivo y seguro, tan honroso y magnifico,
hacia Ia conforinacion de esta "Patria de Ia
Just icia".
Pienso, senor Presidente, que el deber prio-
ritario de esta hora, en Ia Argentina y el
Brasil, y en 10s deinas paises de nuestra co-
inunidad historica, es que nos encontremos
con nuestro destino latinoamericano. Que
estabelezcamos de modo sistematico aquella
"conversacion de amor" con nuectra Aine-
rica, tan estupendamente descripta por un
insigne poeta brasileiio, Carlos Druininond
de Andrade.
Me coinplazco, entonces, en recordar al-
gunos de 10s conceptos de don Roque
Saenz Pena, el. Presidente que echo Ias ba-
ses para la construccion de la deinocracia
argentina, porque, aun a tantas decadas de
distancia, estainos hoy y aqui inateriali-
zando lo que e1 preconizo. "Todo nos une
y nada nos separa", dijo Saenz Pena aquel Ia
noche de 1910. "En este instante de Ia
huinanidad, rigen nuestro sino imperativos
iguales, y en Ia febril iinprovisacion de
nuestras grandezas, poneinos Ia inisina vir-
tud creadora, Ia inisina tension perseveran-
te, y nos agranda una inisina e inconinovi-
ble fe irreductible. Todo nos une y nada nos
separa".
Senor presidente:
Ainerica Latina constituye un universo rico
y coherente desde el punto de vista histori-
co, cultural y espiritual.
Sin embargo, su geografia alberga un in-
inenso potencial de creciiniento y progreso
social todavia poco explotado. Ese poten-
cial esta constituido por 10s efectos inulti-
plicadores de Ia integracion regional que
aguardan ser realizados. De hecho, produci,
inos inucho inenos y en condiciones inenos
optimas de lo que podriainos hacerlo debi-
do a Ia fraginentacion actual de lo que de-
beria ser un gran mercado.
Nos ha tocado a nosotros, 10s hoinbres de
estos dos grandes paises herinanos que hoy
se encuentran asociados bajo una inisina ali-
anza de Ia deinocracia y el creciiniento, co-
inenzar a transforinar esas potencialidades
en propuestas concretas de cooperacion y
de intercainbio.
AI hacerlo, estainos Ilevando a Ia practica el
proyecto todavia incuinpl ido en noinbre
de1 cual han bregado 10s espiritus inas Iuci-
das de Ainerica Latina.
Senor Presidente:
Quisiera evocar, a este respecto, Ia predica
de un compatriota ilustre recienteinente
fallecido, el Dr. RauI PH EB ISCH, quien supo
ver con claridad que Ia tarea de1 desarrollo
industrial a Ia que Ia CEPAL convocaba a
10s paises de Ainerica Latina en Ia ultima
postguerra debia prolongarse naturalmente
en un esfuerzo de integracion regional.
Para que Ia produccion de Ias nuevas indus-
trias fuera alcanzando niveles de inayor efi-
ciencia y coinpetitividad era preciso ir ain-
pliando en forina progresiva 10s mercados.
La creacion de un vasto espacio econoinics
regional debia permitir Ia plena utilizacion
de Ias econoinias de escala y estimular Ia
coinpetencia entre Ias empresas, corrigiendo
10s efectos de Ias altas tarifas detras de Ias
cuales tenia lugar Ia industrializacion.
No eran solo razones'vinculadas a Ia tecno-
log ia y Ia competitividad Ias que inspiraban
el proyecto de Ia integracion regional.
Nuestros paises debian, adeinas, dejar de
ser coinpartiinentos estancos, sin poder gra-
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