Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

EPOCA INHUMANA
I-8
La necia y acomplejada fechoría en la
transición española
Los transistores pensaban que la democracia necesita
partidos que sean traidores a la patria y a la
justicia; o mejor, que la justicia es en realidad una
opresión de la que sólo se puede liberar una mediante
la democracia.
“El Socialismo, de hecho, no tenía fuerza para
obstaculizar la transición”. Ni tampoco el Comunismo,
pero estos pobres hombres le van a ayudar para que
crezcan y puedan atentar contra aquello para lo que
existe el estado en el Occidente católico. Fraga y don
Juan Carlos ayudaron uno al socialismo y otro al
comunismo. ¡Eso¡
“Aunque pueda parecer extraño, la derecha franquista
tenía el poder pero concedía a la oposición la
legitimidad”. (1). Lo dicho: acomplejados e simples
imitadores. No hay peso. Puro mimetismo. No tienen
principios, no defienden nada, no pueden imponer nada,
todo está en el aire. Quedamos colgados al albur de los
vientos de las veleidades retóricas.
“En ese clima de escenificación, el Gobierno autorizó
la celebración en Madrid, entre el 5 y 8 de diciembre,
de un Congreso del PSOE, el XXVII, primero celebrado en
España después de la guerra contra el socialismo. Se
presentaba en sociedad con sus cartas credenciales
socialdemócratas, pero que no renunciaba a su nefasta
historia bolchevique, (2) de modo que “se declaró
marxista, de clase, de masas y democrático. El marxismo
era, precisamente, la ideología más totalitaria y
antidemocrática aplicada en el siglo XX y había sido
abandonada tiempo atrás por la mayor parte de la
socialdemocracia europea. El Congreso rechazó
“cualquier camino de acomodación al capitalismo o a la
simple reforma de este sistema”, donde la “totalidad de
los aparatos de poder sea sustituida por la autogestión
a todos los niveles”. Frente a esta retórica
totalitaria y tardocomunista se proclamaba la consigna:
“socialismo es libertad”. Una completa falacia, una
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